Los nuevos hitos
Insinuando ser “políticamente incorrecto”, el ministro de Economía Alex Contreras dijo durante su participación en la última Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE 2023): “ya es hora de parar con este pesimismo absurdo que está generando retrasos al país.
Volvamos a confiar en el Perú, confíen en esta gestión que va a seguir apostando por la inversión privada, por seguir generando mejores condiciones”.
Contreras basaba su reflexión en el lema de la CADE “Volver a creer, volver a crecer”, partiendo de la disparatada premisa que la ausencia de confianza se debe a un factor emocional y no racional, por lo cual juzgó que su papel era pechar a los empleados de los inversionistas allí reunidos e ilusionarnos con cifras y expectativas.
Además, el ministro confundió en todos los idiomas el alcance de dicho lema pues –como lo demostró la intervención del presidente del evento, Juan Fernando Correa– constituía más bien un desafío, una exigencia de precisiones al gobierno para hacer creíbles sus propuestas, la última de las cuales, el plan “Unidos”, no fue socializado previamente con los sectores productivos del país, empresariales y trabajadores.
Cada vez cobra más certeza que los miembros del Ejecutivo se contagian del voluntarismo de la presidente Dina Boluarte en lugar de imponerle a ella cordura, dirección, sensatez y el mínimo criterio político. Todos los caprichos de la jefe de Estado (hablar tres horas en el mensaje de fiestas patrias, realizar viajes al extranjero improductivos y otras perlas) han pasado una enorme factura que reflejan las encuestas colocándola en niveles dramáticos de aceptación popular.
Los ministros se “boluartizan” cuando debería ser todo lo contrario. Y luego hablan de “pesimismo absurdo”. Es para llorar.
Tal como van las cosas y en la necesidad de asirse de una tabla de salvación, el gobierno debe mirar los dos únicos hitos que hay por alcanzar en el horizonte y que podrían servir de elementos cohesionantes mientras la economía se recupera tras el impacto del fenómeno del Niño.
Uno de ellos es la cita APEC que se llevará en Lima en noviembre 2024 y el otro la verdadera conmemoración del bicentenario independentista (no solo peruano sino sudamericano) el 9 de diciembre del mismo año, recordando la batalla de Ayacucho que puso fin al dominio español.
Ser anfitriones de los más grandes líderes de las economías mundiales de la zona Asia-Pacífico, sí será una palanca de credibilidad. Palanca que debe trabajarse como tarea de conjunto persuadiendo al peruano de a pie que tal evento impacta positivamente sobre su realidad y que la agenda de la desglobalización –inyectada tanto por los populismos de izquierda como de extrema derecha– perjudican su futuro.
Y la celebración de la histórica jornada bélica del mariscal Antonio José de Sucre contra los realistas en la Pampa de la Quinua, debe revalorar los espacios de nuestra identidad mestiza también vapuleada por ideologías etnocentristas y atrabiliarias.
Dos hitos. No hay más. El resto depende de un gobierno todavía a la deriva.
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