Los parlamentarios: vergüenza ajena
El Informe que publica hoy EXPRESO es prueba cierta del desorden gubernativo que soporta este país, por culpa de incalificables sujetos llamados congresistas, metidos en política para explotar a otros peruanos sin siquiera ponerse a trabajar por ellos como les corresponde. El actual poder Legislativo es, desde todo punto de vista, el de peor factura que haya tenido el país en sus más de dos siglos de República. No sólo la productividad legislativa de la mayoría de “legisladores” es probadamente vil, sino que la que existe es mínima, populista, vulgar, sin altura de miras y, por lo general, inclinada solamente a generarle cada vez más bienestar a ellos mismos. Es más, resulta que por este “servicio”, cada congresista le cuesta mensualmente al país la friolera de cien mil soles. Como precisa el Informe que publica EXPRESO, el gasto mensual en el pago de remuneraciones para 130 congresistas, junto con sus asesores, alcanza S/.13 millones que, divididos entre los 130 representantes, implica cien mil soles por parlamentario; equivalente a la grosera cantidad de S/.156 millones anuales que reciben del poder Legislativo por cuenta de Juan Pueblo. Un escándalo que no hay manera de corregirlo, porque los congresistas aprueban su propio presupuesto adecuándose a sus intereses, sin pensar en los treinta y tres millones de peruanos. Tanto que, recientemente, han aprobado otro aumento de sus ingresos. En efecto, hoy la Mesa Directiva viene “reexaminando” aumentar, esta vez, la asignación por “función congresal” (¿acaso existe otra función que ésta para los legisladores?), elevándose de S/.7,617 a S/.11,000 mensuales, con el propósito que parlamentario “cumpla sus funciones a cabalidad”. De acuerdo al Informe de EXPRESO, el constitucionalista Erick Urbina indica que los legisladores representan a distintos partidos políticos, por lo cual el aumento “habla mal de esas agrupaciones políticas”.
Como apreciará en el amplio Informe que leerá en las siguientes paginas, amable lector, los congresistas reciben un cúmulo de extras, además de pensiones por jubilación; seguros de asistencia médica/hospitalaria para ellos y su familia; bonos extra; préstamos gratis de vehículos del Congreso por 15 días si el suyo estuviera en reparación; 48 pasajes aéreos anuales gratuitos a cualquier punto del país; y un conjunto de extravagancias más que son, verdaderamente, ofensivas para el común de los ciudadanos, etc.
Por si fuera insuficiente, asisten al Congreso cuando les da la gana; no participan presencialmente, tanto en las sesiones de comisión a las cuales pertenecen, como inclusive en los Plenos, llegando al colmo del desparpajo de no ir al Hemiciclo a las sesiones ordinarias; cuando interpelan y/o censuran a ministros; o cuando se debaten temas críticos. Por ejemplo, el extravagante enfrentamiento del Congreso y/o el Ministerio Público con la Junta Nacional de Justicia, con el propio Congreso o con el Tribunal Constitucional.
Saque su cuenta amable lector lo que le cuestan esos ciento treinta legisladores. ¡Ya basta! Es momento de demandarles un cambio de conducta, exigiéndoles que produzcan las leyes que necesita esta nación; y no aquellas que ellos procuran, como hace casi dos años vienen haciéndolo en perjuicio del Perú.
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