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Los políticos electos ignoran experiencias importantes en el mundo
No puede dejarse de considerar la existencia en el mundo las dos posiciones esencialmente sociopolíticas y económicas confrontadas históricamente, conocidas como “la derecha” y “la izquierda”. En el ámbito político cada una defiende sus intereses económicos. En el Perú también existen. En las elecciones del 2021 se eligió al candidato izquierdista (obtuvo 44,058 más votos que su opositora = 0.25%). Sus votantes “esperaban” que cumpla sus promesas electorales y abrigaron la ilusión que el país fortalezca su economía, que haya nuevos centros de trabajo permanentes para emplear trabajadores con remuneraciones que les permitan una vida familiar digna extinguiendo la pobreza e informalidad. Para lograrlo, obviamente, requería evitar la fuga de empresarios del país y atraer inversionistas peruanos y extranjeros garantizándoseles sus inversiones y utilidades. Lamentablemente “los discursos” en la campaña electoral comenzaron a ahuyentar a empresarios y con las acciones del “mal menor” electo se carece de inversionistas que generen fuentes de trabajo y aporten impuestos para fortalecer la economía nacional. Ahora estamos frente a una desocupación masiva, informalidad, incremento de la pobreza e inseguridad. El sector electo para la Presidencia, que se presentaron como “izquierdistas”, han ignorado la experiencia ocurrida en China, donde persiste gobernando el Partido Comunista y sin desistirse de sus principios ideológicos, ya está por ser la primera potencia económica mundial. En 1962 –que conocí China– era un país pobre. Deng Xiaoping (El Gran Timonel) desde el Partido Comunista dirigió el gran cambio (1978) sacando de la pobreza a cientos de millones de chinos. Implantó un socialismo con características chinas. Comenzó a recibirse inversionistas extranjeros que constituyeron grandes centros de producción dando ocupación a millones de chinos. Me consta. Se inició una vida familiar digna garantizando el trabajo asalariado, la educación, servicios de salud, vivienda, transporte, etc. Permanentemente egresados de universidades se perfeccionan fuera de China garantizando el desarrollo de la ciencia y tecnología en su patria. La producción industrial está destinada al mercado mundial. China respeta sus promesas a los inversionistas y estos actúan con confianza. El Estado incrementa la infraestructura convirtiendo a la China en un país en constante progreso que recibe anualmente decenas de millones de visitantes. También me consta. Todos en el mundo lo ven. Nuestros gobernantes electos para el Ejecutivo y Legislativo, con sus confrontacionales acciones políticas, siguen ahuyentando a inversionistas extranjeros y hasta peruanos. Estos han perdido la confianza en los gobernantes nacionales. Consecuencia: la pobreza aumenta y el país ha dejado de progresar. Se incrementan las protestas colectivas contra ellos.¡Es hora que los gobernantes cambien!