Los responsables del preacuerdo traicionero
Los fiscales y el procurador que han negociado el infamante acuerdo de confesión sincera entre el Estado Peruano y Odebrecht no deberían tener la pedantería de decir que nadie puede siquiera opinar sobre este pacto, sin ser considerado delincuente. No es así, fiscales Vela Barba y Pérez al igual que procurador Ramírez. Todo lo contrario. Más bien los delincuentes podrían ser ustedes tres. Porque, entiéndanlo bien. Dos de ustedes forman parte de una entidad del Estado llamada Ministerio Público. El tercero, depende del Ministerio de Justicia. Y como obviamente deben saberlo, ambos entes responden, como todo lo estatal, a la sociedad peruana. Vale decir a nosotros los ciudadanos.
Entonces, considerando que ustedes tres han negociado con Odebrecht –paradigma de la corrupción universal, siniestra organización criminal especializada en “negociar” siempre en salvaguarda de sus particularísimos intereses– ¿qué ocurriría si hipotéticamente por ineptitud por omisión o por lo que fuere hubiesen incurrido en una concertación equivocada? Habrían pues afectado perversamente nuestros intereses.
Y si aparte de aquello ustedes perseveran en mantener en completo secreto el pacto que consigna lo que han negociado a nuestras espaldas, pues entonces su situación sería doblemente dudosa. De manera que no se consideren superiores al resto de sus paisanos, fiscales Vela Barba y Pérez, y procurador Ramírez. Ustedes no tienen corona. Son empleados nuestros. De los 31 millones de peruanos. Y por tanto iguales ante la ley. Como tal su obligación es actuar en beneficio de toda la sociedad. No en provecho de ustedes. Y no infieran que estamos aseverando que Odebrecht pudiera de alguna manera haber influenciado en su decisión. Nos referimos exclusivamente al hecho de facilitarles su trabajo bajo la modalidad de permitirles comprar información privilegiada, en este caso a la corruptora Odebrecht, para que ésta impute a algunos personajes –a quienes ustedes apuntan prejuiciosamente– pagándola con el dinero del Estado, que son recursos de todos los peruanos. Recuerden sino que Odebrecht ha corrompido a tirios y troyanos en este país. Desde varios jefes de Estado, pasando por ministros, políticos, burócratas, periodistas, etc. Incluso dueños de grandes medios de comunicación. Por tanto su capacidad de “persuasión” es obviamente estratosférica y, sin la menor duda, siempre orientada a comprar la voluntad de la contraparte.
Apostilla. Los fiscales Vela y Pérez pertenecen a una entidad con rango constitucional independiente representada por el fiscal de la Nación. Aunque el fiscal Pérez haya tenido la desfachatez de desconocerlo públicamente, además de faltarle el respeto ante la opinión pública. Antecedentes que habrían que tomarse en cuenta al momento de evaluar su desempeño en este nefasto acuerdo Perú-Odebrecht.
Y en el caso del procurador Ramírez, su superior jerárquico es el ministro de Justicia Vicente Zeballos, a quien habría que interpelar para que confiese si está de acuerdo con lo que ha pactado su subordinado, y precisar si apaña el secretismo del infeliz acuerdo rubricado “a nombre del Perú”. Por último el presidente Vizcarra, superior jerárquico de Zeballos, debería hacer lo propio pero respondiendo ante la nación, como responsable final de semejante convenio traicionero.