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¿Los toros o los hospitales?

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Fecha Publicación: 14/09/2020 - 20:20
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Hace algunos días la Municipalidad de Lima resolvió instruir a sus tres directores que los representan en la Beneficencia Pública, que en el contrato a firmar con los concesionarios de la Plaza de Acho, tenía que estar establecido que en dicha propiedad no podrá realizarse las tradicionales corridas de toros, que durante 5 domingos al año se vienen realizando desde que dicha plaza se inauguró en 1766 y remodelada en 1944.

No soy aficionado a los toros, ni tampoco tengo una posición drástica, que dicho espectáculo no se realice, dado que los indicados animales son maltratados y tienen una muerte cruel y penosa.

Pero reconozco que los argumentos esgrimidos para que estos espectáculos no se realicen vienen teniendo éxito en varios lugares, como en Barcelona, Quito y es posible que en un corto tiempo, las campañas de los defensores del buen trato a los animales tengan éxito, lográndose que las corridas de toros, incluidas las peleas de gallos, sean prohibidas.

En el Perú, este tipo de decisiones pueden tomar más tiempo, dado que hay una clara disposición del Tribunal Constitucional, precisando que este tipo de espectáculos son parte de nuestra cultura popular y sus tradiciones.
En relación con la necesidad de matar al toro al final de una buena o mala faena del torero, no es muy comprensible, inclusive en Francia el toro termina con vida.

Retomando la decisión del Concejo de Lima, estimo que traerá controversias y no es entendible que sólo se preocupen del uso de la Plaza por 5 domingos al año y no impulsen una mayor utilización de este local, donde pueden efectuarse una serie de espectáculos: folclóricos, artísticos, deportivos, culturales, recuerdo que hace algunos años se realizaba patinaje sobre hielo. Obviamente, el actual uso, con ocasión de la pandemia, de proteger a los ancianos abandonados, es acertado y aprobado.

Otro tema incomprensible es la pasividad del Concejo de Lima y de la Beneficencia Pública, propietaria del Terreno “Larco Herrera” de más de 200 mil m2, donde se albergan en instalaciones con más de 120 años a 200 o 300 personas con enfermedades mentales, y no tengan la iniciativa de llevar adelante un desarrollo inmobiliario, en el que prioritariamente se construyan modernos hospitales psiquiátricos y de medicina en general, que tanta falta tiene Lima y el país.

El indicado terreno y viejo albergue sanitario, en gran parte abandonado, está rentado al Ministerio de Salud, amplio conocedor de la falta de hospitales y corroborado ampliamente en esta pandemia. Ninguna de estas instituciones pone el menor interés en construir los indicados hospitales, inclusive con la posibilidad que su costo sea mínimo, al comercializar parte de la extensa área y en forma complementaria el distrito de Magdalena tendría un parque público de alrededor de 85 mil m2 (8.5 manzanas).

Finalmente, esperemos que las próximas instrucciones del Concejo de Lima a la Beneficencia sean de preocupación por la salud de los peruanos, construyéndose los necesarios y modernos hospitales en el terreno Larco Herrera y “no de las corridas de toros”.