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Luego de la tempestad, la calma

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Fecha Publicación: 14/04/2022 - 22:30
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El 5 de abril del presente fue el punto más álgido del gobierno de Pedro Castillo. Tras una semana muy violenta de protestas en el corazón mismo de su base social, la que sucedió en la capital luego de un fallido toque de queda que llevó a diez millones de limeños a la desobediencia civil, puso al Gobierno al borde del colapso constitucional, político y social cuya consecuencia, de haberse producido, hubiera sido su salida del poder. Es lo más cerca que ha estado el gobierno del lápiz de ser derrocado por la ciudadanía, desde que la agenda de la oposición política y cierta mediática se empecinaron en la vacancia o las acusaciones constitucionales con el fin de darle un empujón al Gobierno.

Pero pasada la tempestad del 5 de abril y sin dejar de tener en cuenta la masiva desaprobación del Gobierno (y peor aún la del Congreso), ha venido la calma que, pese a los continuos desaciertos en los nombramientos de cuadros directivos, ha dejado al gobierno de Castillo en el poder. Mi tesis es que, si este no cayó el 5 de abril, pues será muy difícil que caiga, pues será también muy difícil que vuelva a repetirse un escenario social tan masivo y convulso al que tuvo como corolario esa fecha.

Con sus bemoles creo que entramos a un periodo de tensa calma en que el Gobierno tendrá que reordenar sus fichas gastadas o comprometidas en el gabinete y cambiarlas por otras más potables para el manejo de la cosa pública, asunto que no puede hacer la oposición en el Congreso cuyos congresistas están más desprestigiados que el propio gobierno y no pueden ser cambiados como si puede serlo un gabinete.

El Gobierno también tiene la oportunidad de tomar distancia cordial de Perú Libre, ahora que han sido ubicados y encarcelados los “Dinámicos del Centro”, siendo cierto que Castillo tiene en sus sobrinos, Villaverde y Pacheco a sus propios esqueletos en el clóset. Queda por ver si el Gobierno aprovecha la oportunidad que le dan las circunstancias de cambiar de rumbo, por lo menos en lo que se refiere a actores de la gestión pública. Está en agenda si gente calificada y honesta estaría en disposición de trabajar para un régimen que tiene que hacer cambios profundos para atraer a profesionales de nivel e ir quitándoselos a la agenda vacadora, tal como hizo Fujimori en los 90. Será cuestión de ver cómo administran la calma después de la tempestad.

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