Maduro: un cadáver insepulto
La designación del legislador Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela ha convertido a Nicolás Maduro en un cadáver insepulto, próximo a ser enterrado políticamente, ante la repulsa internacional, con excepción de grupos comunistas que todavía ensayan responsos plañideros, pasando por alto que el dictador se irá después de haber asesinado a 26 personas y detenido a 300 ciudadanos en la jornada cívica del 23 de enero.
Las señales de su penoso final son evidentes.
-14 países del grupo de Lima y 15 en la OEA se han solidarizado con Guaidó.
-28 Estados de la Comunidad Europea, a los que debemos agregar seis más no comunitarios pero que coinciden con esa organización, han dado como ultimátum ?el 5 de febrero para que Maduro convoque a elecciones. De lo contrario seguirán la pauta fijada por Francia, Gran Bretaña, Alemania, Dinamarca y España, de reconocer oficialmente a Guaidó.
-El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, manifestó “su voluntad de trabajar con el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó”. El BID, por ende, es el primer organismo multilateral en hacer ese reconocimiento y el mismo camino seguirán, a corto plazo, el Banco Mundial, el Fondo Monetario y la CAF. Esa decisión implica que las nuevas autoridades venezolanas tendrán que designar representantes en las referidas entidades financieras y dar su conformidad a las líneas de crédito en curso.
-El Banco de Inglaterra ha negado entregar al gobierno de Maduro mil 200 millones de dólares de la reserva de oro, lo que significa que no reconocen al régimen chavista.
-Maduro, por su parte, rompió sonoramente relaciones diplomáticas con Estados Unidos, dando un plazo de 72 horas para que su personal abandone el país. La respuesta de Washington ha sido expresar que sus diplomáticos continuarán en su puesto de trabajo porque a quien reconocen como autoridad legítima es al gobierno interino de Guaidó.
En este clima perturbador también se especula que los norteamericanos podrían suspender la compra de crudo a Venezuela que asciende 12,500 millones de dólares anuales y la venta de disolventes para el petróleo pesado.
Más aún, la empresa estatal venezolana CIGCO puede ser objeto de embargos por diversas acreencias. Dicha empresa cuenta en territorio norteamericano con tres grandes refinerías, seis mil grifos propios, doce mil entregados en franquicia y 48 terminales de almacenamiento. Hace menos de un año un juez federal emitió una orden de confiscación de acciones por mil 400 millones de dólares, a favor de la minera canadiense Crystallex, expropiada por Chávez el 2014, decisión que ha sido suspendida por trámites internos, pero Conoco Phillips, multinacional estadounidense, sí cuenta con una sentencia favorable para cobrar a Venezuela dos mil 300 millones de dólares que le adeudan por expropiaciones impagas desde el 2007.
Todos los escenarios, pues, son posibles en la compleja telaraña de desastres tejida por el Socialismo del Siglo XXI. Solo la salida de Maduro podrá abrir el camino de la paz, la democracia y la prosperidad en la tierra del Libertador.