Maduro y sus vínculos siniestros
En enjundioso artículo, el periodista español Román Cendoya pone en suerte al tirano de Venezuela, Nicolás Maduro, y, de paso, al expresidente español José Luis Zapatero, correveidile de Maduro. Empieza recordando que el representante de Uruguay ante la OEA, Washington Abdala, califica al régimen de Maduro de “dictadura oprobiosa” y precisa cómo debería solventarse el desastre que hoy es Venezuela: “El régimen de Maduro es una dictadura oprobiosa. Cada uno tendrá su manual de cómo salir de las dictaduras. Ahora, eso sí, no se sale felicitándolas; se sale diciendo: señor, respete el resultado. El resultado es evidente, empírico, fáctico. ¡Ganó Edmundo González Urrutia! ¡Señor! ¿Qué no entiende usted, Maduro?”
Desde antes de las tramposas elecciones del 28 de julio, Zapatero —admirador de Maduro— continúa en Venezuela. “Hace algunos años no se entendía la actitud de José Luis Rodríguez Zapatero ante el régimen (de Maduro)”, escribe Cendoya. “Podía parecer que ZP (siglas con las que identifica al ex jefe de Estado español), el tonto cursi activo, en su buenismo intentaba arreglar el problema. No era así. Ahora se conoce. Toda su trayectoria con la dictadura venezolana es repugnante. José Luis Rodríguez Zapatero es un ser vil, colaboracionista activo y valedor internacional del dictador Nicolás Maduro. Las sucesivas declaraciones y actuaciones de los dirigentes de América Latina arrinconan y ponen en evidencia a Nicolás Maduro. Y, por su colaboración, a Rodríguez Zapatero.”
Intentando exculpar a Maduro del desastre venezolano, Zapatero endosa la razón al “camino que se ha seguido por parte de la comunidad internacional, impulsada por Trump (…), un camino errado, plagado de mala información de lo que pasa en Venezuela; desde supuestos falsos, además, transitando siempre por ese recorrido arriesgado que es saltarse las reglas. Esto siempre acaba mal”. Cendoya remata acertadamente: “No se puede ser más cretino”.
Y sigue: “Zapatero dice que de Venezuela se nos ha contado, en fin, a grandes líneas, solo una parte de la realidad. Como casi siempre, la realidad es mucho más compleja; está llena de matices, llena de cosas que no se saben”. (…) “¿Por qué allí y entonces Zapatero no se desvinculó de la dictadura de Maduro? ¿Porque él es parte de «la peor cara» y seis años después la estamos conociendo?” (…) Cuando iba disfrazado de Bambi, decía que «el gobierno (de España) que presida, tendrá como objetivo prioritario la lucha sin cuartel contra el terrorismo, contra cualquier terrorismo, contra todo terrorismo». (…) Falso postureo. (…) Terminó negociando y claudicando ante ETA. (…) Las dictaduras no tienen matices. Son o no son. Ninguna es buena. Y en el caso de la venezolana, no hay ninguna duda. Maduro somete a Venezuela a un régimen dictatorial en el que, para mantenerse en el poder, ha tenido que subir el nivel de violación de los derechos humanos. (…) Una excusa para la defensa de Nicolás Maduro es que los que se han marchado de Venezuela son los ricos. Falso. Ocho millones de venezolanos no son ricos ni están por el mundo haciendo turismo.”
¡Maduro al desnudo!
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