Mama hampi

Apenas abres el libro y los versos irradian una luz especial como quien emparentara al sol y la luna en plena pampa o sobre las aguas del lago Titicaca; también sientes y disfrutas del aroma especial que brota desde un sahumerio fugado de una de las iglesias del altiplano; y si pasas a la siguiente página sientes la delicadeza con las que las sagradas hojas de coca te dan la bienvenida.

Luego imaginas, te imaginas, caminando, siguiendo el latido del corazón de la wawa que pronto nacerá o irrumpirá desde el Apu o desde la madre; luego se te nubla la mirada con la llovizna que llega como señal de que prontito, sí, prontito llegará la nueva wawa, para salir corriendo como la vicuña, o para llorar mirando a la madre o para sonreír frente a Mama Hampi que al fin y al cabo también es su madre.

Así, me sumerjo en las páginas de este bello poemario de la joven puneña Pilar Vilcapaza; así busco con apuro, entre mis recuerdos, el rostro de las Mama Hampi de los otros pueblos y es la misma imagen descrita en el libro, la que cura, la que sana, la que da vida, ella es la misma que va en rescate de su wawa, porque “La wawa un día será la gran Mama Hampi, / heredera y sucesora de su pacto que hizo / la gran curandera después de curarla. / ¡Ese secreto solo lo sabe mama Hampi!”, porque “El rito de la curación tiene su propia poesía, es poesía en sí misma, poesía inmensa, un universo.

Así como la poesía, a la manera occidental contemporánea tiene su propio rito, que se consuma en la escritura y se consume en la lectura. Ambas expresiones confluyen en una sola, en un solo lenguaje, lenguaje como acto. Tarea no de la sanadora, como en este caso, sino del poeta que adopta un nuevo traje y una nueva posición en el universo.

Eso sucede con Mama Hampi, la mujer curadora, el poemario de Pilar Vilcapaza, donde se enlaza el rito de la curación y de la escritura creativa”, así lo escribió el poeta Omar Aramayo.

Celebro con emoción que este nuevo libro vea la luz, lo celebro con la misma alegría de la wawa o de Mama Hampi, celebro que la vida sea eso, vida, y que sobre las sabias y sanas costumbres ancestrales se escriban versos que son agua pura, agua cristalina y luz, agua bendita agua que engendra y cultiva la vida.

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