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Mandato popular: ¡Pónganse de acuerdo!

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La ira de los ilegales.
Fecha Publicación: 07/06/2021 - 23:57
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La gran conclusión a la que llego tras el proceso electoral que finalizó ayer para elegir al futuro presidente (a) de la República es que el ganador de la contienda incluya al perdedor en un gobierno de unidad nacional. Este debiera ser el primer acto político de quien resulte electo por mandato popular, en vista de lo ajustado de los resultados y respondiendo al clamor de las urnas: ¡Pónganse de acuerdo! de una vez por todas.
Lo cierto es que la tarea prioritaria que tendrá el (la) nuevo (a) mandatario (a) será iniciar un proceso terapéutico que permita recuperar la capacidad de convivencia (superando la polarización y crispación electoral) en el marco de una crisis múltiple que nos tiene atrapados en el hartazgo y desamparo: Una crisis sanitaria que ya enlutó a más de 180 mil familias peruanas, una crisis económica que dejó sin empleo a más de 2 millones de peruanos, y una crisis política que clama por un liderazgo serio y responsable.
Quien resulte electo tendrá que iniciar un gobierno que active tres líneas de trabajo claves para que el ciudadano sienta un cambio instantáneo, en vista de que no existirá luna de miel posible para el nuevo periodo gubernamental.
La primera línea de acción es reorganizar y hacer eficiente el aparato estatal. Desaparecer inútiles programas productivos y sociales que duplican, triplican y hasta cuadriplican presupuestos públicos en el mismo y la misma población para transformarlos en un programa de alto impacto, eficiente y con enfoque macrorregional.
La segunda línea de acción es articular el trabajo colaborativo público-privado en todos los frentes de batalla: sanitario, reactivación económica y redistribución social. Debemos romper ese absurdo celo entre privados y públicos que nos impide avanzar con transparencia. No hay razón para el recelo.
La tercera línea de acción es activar la vigilancia ciudadana en todas las regiones del país. La sociedad civil organizada debe convertirse en los ojos y oídos que los órganos de control y fiscalización descentralizados requieren para tener a los corruptos contra la pared. Necesitamos que sientan nuestra respiración en la nuca.
El nuevo gobierno tiene que comprender que el mandato popular no busca destruir el modelo de crecimiento económico que nos acompaña desde hace 30 años. Pide que hagamos ajustes importantes, que incorpore mecanismos de inclusión eficientes, pero con equidad, que no es lo mismo que igualdad a secas. No se trata de distribuir pobreza para todos, sino de generar mayor riqueza para que podamos redistribuirla para todos. ¿Acaso no queda claro?

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