Manolo Fernández, pionero de vacunas
Desde que empezó la pandemia en Perú, el 15 de marzo de 2020, durante el tristemente célebre gobierno de Vizcarra, pocas mentes visionariamente plantearon la necesidad y oportunidad de apoyar la vacuna peruana, que acaso hubiera contribuido a tiempo para salvar millones de vidas en el mundo, pero primó la indiferencia y el maltrato. Hace dos años y medio, desde Radio del Sur (RDS), un periodista en solitario, Eduardo Urbina (Primo Koko), un científico pionero de vacunas en el país, como Manolo Fernández, y un destacado químico farmacéutico, como Juan Panay, pidieron la atención y el apoyo de las autoridades de salud para hacer las pruebas de la vacuna frente al Sars-Cov-2 o Covid-19. Pero la respuesta del Estado fue el silencio.
A lo largo de ese tiempo, RDS, en medio de constantes ampliaciones de estados de emergencia y distanciamiento social, siguió informando temas científicos y clínicos sobre el mal manejo de la pandemia, haciendo conocer la gran labor de Manolo Fernández, quien tiene 50 años produciendo vacunas contra el coronavirus, y los valientes informes médicos de Juan Panay o Gustavo Elera, este último quien por lo menos atendió 80,000 personas con síntomas de Covid-19, pero todos ellos fueron ignorados por el establishment que controla a las cadenas de noticias, a la gran-Tech y la gran-Pharma.
Incluso el pasado jueves 6 de octubre participamos en un panel de análisis pospandemia y coincidimos en que si bien la emergencia en su punto más alto ya pasó, es menester prevenir desarrollando la vacuna peruana sobre la base del trabajo científico del huanuqueño Manolo Fernández, mucho más cuando su aporte es reconocido en países desarrollados, amén de tener su laboratorio en Chincha (Nivel 4), para que después de 24 horas el presidente Pedro Castillo lanzara un tuit anunciando una burocrática comisión multisectorial dizque para construir una planta de vacunas, lo cual es un distractor y un despropósito pues lo único que se requiere es autorizar las pruebas al citado laboratorio.
De manera que no se necesita ninguna planta del Estado, como lo plantea la Resolución Suprema N° 019-2022-SA, sino otorgar las licencias y permisos para trabajar lo que el sector privado ya avanzó, o que el Ministerio de Salud se sume al proyecto desarrollado por Manolo Fernández mediante una alianza estratégica en pro de la prevención ante posibles futuras pandemias; y sin escándalos de por medio como los Vizcarra y Mazzetti vacunados cuando miles de peruanos morían.
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