Marcas con apetito de gastronomía peruana
(Madrid).– Hace 75 años, Frank McNamara creó la primera tarjeta de crédito del mundo, tras olvidar su billetera en un restaurante. La primera Diners Club fue su tarjeta personal y la confianza que su nombre tuvo para el establecimiento de comida. Ese acto de confianza fue el inicio de un eterno romance entre la alta gastronomía y una marca registrada.
Hoy, gracias al prestigio ganado en el mundo, la gastronomía peruana se convierte en un escenario de grandes oportunidades para marcas que buscan diferenciarse y conectar con públicos diversos. Ofrece una narrativa auténtica, experiencias memorables y un sentido de pertenencia que las hace elegibles.
Los peruanos vivimos nuestra comida como una celebración, un orgullo nacional y un motivo de encuentro. Al asociarse con esta pasión, las marcas trasladan esos atributos de unidad, autenticidad y prestigio a su propio posicionamiento. Más que patrocinar un evento o aparecer en un menú, se trata de crear experiencias que permitan a los consumidores saborear, literalmente, lo que la marca quiere transmitir.
El patrocinio de Diners Club a un evento como los premios Summum, por ejemplo, es un claro ejemplo de cómo una marca de prestigio logra vincular su promesa de exclusividad y beneficios con experiencias gastronómicas únicas. A través de convenios con restaurantes de primer nivel, la tarjeta ofrece a sus clientes un acceso preferente al corazón de la cocina peruana (más de 150 restaurantes top), reforzando así su imagen de distinción y cercanía con un público exigente.
Lo más interesante es que este fenómeno no se limita al segmento premium. Las marcas populares encuentran oportunidades también, al asociarse con festivales gastronómicos locales, mercados regionales o emprendimientos emergentes. La diversidad de la cocina peruana abarca desde un cebiche de barrio hasta la alta cocina de exportación, permitiendo a las marcas diseñar estrategias adaptadas a distintos públicos y contextos. Denominador común: la experiencia de disfrutar, compartir y recordar.
El reto para las marcas a futuro es mantener viva esta conexión genuina, evitando que se perciba como un simple ejercicio de marketing oportunista. Ello significa apostar a largo plazo y apoyar la sostenibilidad del sector gastronómico. La cocina peruana seguirá conquistando el mundo, y en ese viaje arrastrará consigo a las marcas que sepan leer esta oportunidad.
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