¡María del Carmen, contrólate!

Por Ángela Ccanto BuendÍa

El verdadero protagonismo de la prensa es ser incómodo al poder; cuestionar, repreguntar, insistir. No es responsabilidad del periodista ser complaciente con el poder -algunos lo son-; ergo, no es el interés del periodismo ser complaciente con Maricarmen Alva. Ese es un detalle que la presidenta del Congreso no quiere tener en claro. Los periodistas no son el enemigo, congresista.

Me cuesta creer que una mujer que ha sabido mantener la presidencia del Congreso de la República bajo su extensa experiencia como coordinadora parlamentaria, y aún en contra de algunos miembros de su partido que al parecer no la quieren, pueda perder los papeles con los medios de comunicación y crear una imagen poco conciliadora y déspota. Los aristócratas no obtienen votos del pueblo peruano, congresista. Debió haberlo aprendido con Alfredo Barnechea.

Asimismo, es algo confuso entender cómo Maricarmen Alva, que ha pasado por procesos de vacancia contra el gobierno de Pedro Castillo y el boicot interno contra ella; ahora, a menos de dos meses de terminar su gestión, está intentando sobrevivir en el cargo. Alva ha realizado un desgaste innecesario en su papel como oposición.

Ahora bien, ¿los arrebatos de aristocracia de nuestra aún presidenta del Parlamento van a deslegitimar al Congreso de la República, como aseguran en Twitter? No lo creo.

Hemos tenido muchos presidentes del Congreso, uno peor que el otro, y ello no le ha quitado legitimidad y potestad a la institución para actuar conforme a lo que la Constitución y su Reglamento le otorgan.

Recordemos que el Congreso del 2020 tenía pésima aprobación. Todo el Perú los odiaba. Los troles en Twitter tenían bastante trabajo con las burlas que el Congreso generaba, gracias a que tenía la desaprobación más alta de la historia. Nada de eso importó, porque destituyeron a Martín Vizcarra por mayoría y fue legítimo. Lo mismo ocurrió con Pedro Pablo kuczynski: pese a que la mayoría fujimorista tenía alta desaprobación, con memes por todos lados; nada de eso funcionó.

El cuento falso en el que vive mucha gente que piensa que la desaprobación del Congreso es un freno para que no vaquen a un presidente, se sigue tomando como discurso que repite una minoría, un pequeño grupo cuya representación nacional es casi nula. Viven criticando al Congreso, pero cobran bien cada mes para mantener su estilo de vida. Ese pequeño grupo repite el mismo discurso porque no tienen el poder del Congreso. ¡Ah! Pero si lo tuviesen dirían que, después de muchos años, el Congreso tiene “otro rostro”.

El Congreso de la República ha sido, desde los años 2000, lo suficientemente impopular y golpeado. ¿El actuar de la congresista Alva ayuda a su deslegitimación? NO. María del Carmen Alva es, quizás, una política que no soporta la crítica directa. Quizás su propia enemiga es la propia María del Carmen Alva.

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