Mario Vargas Llosa celebrado en Arequipa

El Congreso de la Lengua Española, que se realizará en Arequipa entre el 14 y el 17 de octubre de 2025, en una de sus actividades centrales rendirá homenaje a Mario Vargas Llosa como justo tributo a su incansable actividad literaria que lo llevó a ser reconocido en todo el mundo y a ganar el Premio Nobel de Literatura en 2010 y también por ser un importante gestor de que el certamen se llevase a cabo en la ciudad blanca, orgullo arquitectónico del Perú. La muerte, siempre adelantada, ha impedido que el escritor esté presente en este acontecimiento.
Vargas Llosa ha sido, como Octavio Paz en México, o como Albert Camus y Jean Paul Sartre en Francia, personaje central de la política en el Perú en los últimos sesenta años, y hay numerosas personas que juzgan su literatura a través de las cambiantes opiniones políticas que tuvo el laureado escritor a lo largo de décadas. Es interesante recordar a Balzac, quien en sus ideas personales era monárquico, pero sus ficciones, sin excepción, exaltan a la burguesía republicana. En las novelas de Vargas Llosa que tratan el tema del poder, en un colegio, en una comarca o en un país, está siempre al lado de los que están en contra de los que abusan de sus privilegios que son los militares del Colegio Leoncio Prado, Esparza Zañartu en la dictadura de Odría, o Leonidas Trujillo en la República Dominicana, por poner tres ejemplos característicos.
En casi todas sus novelas Vargas Llosa ha escogido como escenario para sus novelas al Perú y sus personajes se van desplazando por todos los rincones de nuestro país, costa, sierra y selva. Uno de los que llama la atención es el sargento Lituma. Con esa manía que tenemos los lectores de intuir o adivinar si detrás de un personaje de ficción hay algún modelo real, puedo contar que cuando Mario Vargas Llosa estuvo en Piura, en 1952, conoció y se hizo amigo de César Lituma que era capitán del ejército, que era un gran conversador y eximio bailarín. Ambos, con frecuencia, en el Río Bar, al lado del puente, o en la bodega Larnia, frente a la Plaza Merino, entablaban paliques interminables, cuyos destellos tal vez aparecen en las hermosas páginas del escritor. Cuando todos los detalles que se saben de la vida de Mario Vargas Llosa sean olvidados, cuando vayamos desapareciendo uno a uno todos sus lectores, nuevas ediciones, nuevos amantes de la literatura, confirmarán la excepcional calidad del novelista Premio Nobel de 2010. Su nombre estará al lado de Garcilaso, Guamán Poma de Ayala, Vallejo, Arguedas, como algo de lo mejor de la literatura del Perú.

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