Mario Vargas Llosa, siempre genial y sorprendente

Mario Vargas Llosa acaba de ser incorporado a la Academia Francesa de la Lengua. Esto enorgullece a los peruanos –especialmente a los que vivimos en el exterior- porque es un reconocimiento más a un hombre que ha dedicado su vida a prestigiar el Perú en cualquier parte del mundo. A pesar de que no ha escrito ninguna de sus obras en idioma francés, fueron escritores galos los que lo han inspirado en su amplia trayectoria literaria. Ahora la muy antigua Academia Francesa ganó asimismo en actualidad, al tener entre sus miembros a un Premio Nobel.

Vargas Llosa está entre nosotros desde hace más de sesenta años, por su fantástica y perdurable creación. Lo conocí primero –como muchos- a través de sus fascinantes obras. Me cautivó cuando leí viviendo en Nueva York una entrevista que a mediados de los setenta le hizo el New York Times, en su edición dominical. Ahí, el entonces joven escritor peruano, representando al Pen Club -con la sinceridad que le caracteriza- confesó que le cuesta trabajo escribir y que a veces tiene que romper una página diez veces, con la ventaja de que tiene tiempo para ello y que lo que escribe es producto de su imaginación. En cambio, le dice al periodista elogiando su trabajo , que este debe ceñirse a lo que dice el entrevistado, contando con pocas horas para concluir su trabajo antes de publicarlo.

Estuve más cercano a Mario, cuando en 1992 por circunstancias políticas en el Perú, decidimos emigrar a Europa. El gobierno de la República Federal Alemana nos apoyó con sendas becas. Él a Berlín y yo a Frankfurt. Tengo el buen recuerdo, y especial agradecimiento, a Mario Vargas Llosa, quien se dio el trabajo de leer mi manuscrito del libro “Diplomacia por la Libertad”, así como aconsejarme que narrara la historia en forma de testimonio.

Como dice Alonso Cueto, sabemos quiénes somos cuando nos sentimos libres de expresar lo que sentimos, y llega el momento de definirnos; y optamos por protestar contra cualquier tiranía o forma de limitarnos la libertad. Ese es el contenido de mi libro que luego fue publicado en el Perú. Y ese concepto de libertad es parte también de la vida de Mario.

La vida de Mario es como esas novelas de aventuras, salpicada de suspense, -expectación ansiosa de un correlato- así como sucesos y lances marcados por contingencias emocionantes. Aun así, con resultados - en su caso ciertos- de un desenlace serenamente feliz. Pedro Mario Vargas Llosa ha sabido cautivar y rendirse frente a las mujeres más inteligentes como su tía Julia y sobrina Patricia, con quienes se casó. Con Patricia formó una familia con tres hijos -Álvaro Gonzalo y Morgana- muy apreciados. Nuestro Premio Nobel acaba de terminar de escribir una novela sobre la música criolla del Perú. Ha vuelto a lo suyo y a los suyos. En el matrimonio de Josefina, su encantadora nieta, que se realizará pronto en México nos sorprenderá una vez más con su reencuentro con la fascinante Patricia, su siempre esposa.

Hoy que el Perú debe afianzar no solo una imagen, sino su prestigio internacional, para lo cual es oportuno considerar que son los escritores, intelectuales o artistas destacados, los que deben renovar, con nuestro decidido apoyo, su importante presencia.

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