Martín Vizcarra al desnudo
“Al señor (sic) Martin Vizcarra no le basta absolutamente nada, siendo él parte de la organización (criminal) que es materia de investigación. A pesar de los hechos, sigue con una ‘comparecencia simple’, con ciertas restricciones; pero nada más. Cuando en realidad, debería aplicarsele la ley en igualdad de condiciones; con más peso para aquellos que tienen mayores responsabilidades. Vizcarra está vinculado al poder político y poder económico; además tiene el respaldo de ciertos sectores del actual gobierno, y ha servido de puente entre la corrupción empresarial y la corrupción política en el país (…) Finalmente tiene cercanía con el actual gobierno, y por ello la Fiscalía se estaría haciendo de la vista gorda”. Mejor descripción que la que precisa el jurista Luis Lamas Puccio respecto a la coyuntura actual del saurio Martin Vizcarra Cornejo, imposible.
Es evidente que detrás de este canalla –ex mandatario por casualidad– está toda la vaporosa organización criminal que maneja los hilos de la megacorrupción que, aún, campea en todos los vericuetos del Estado peruano; y asimismo, en ciertas áreas del sector privado (determinada “gran prensa, televisión, radio”, streaming), etc. Allí su desfachatez para conducirse como ciudadano ejemplar, muy seguro de que sus pares en la corrupción guardarán silencio sobre sus inmundicias, conocedores de que, a ellos, tamaño lagarto les conoce muchas de las suyas. ¡Una mano lava a la otra, y las dos lavan la cara: al mas puro estilo gangsteril! Que, por lo demás, es la norma que ahora impera en el Estado (poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial): y en parte del sector privado peruano, elemento retroalimentador de esta imparable vorágine de una brutal podredumbre que mantiene hundido al Perú en ese pozo séptico del crimen organizado, donde Vizcarra opera impunemente con toda libertad y en toda su magnitud y extensión. Es conocido el sinuoso, delictivo comportamiento que este exhibe desde que, por desgracia, aquel mago del desastre, apodado PPK, lo sacó del anonimato para convertirlo en el sujeto más poderoso del país. Traidor, mendaz, golpista, frío como camaleón, impávido ante las 200,000 mil muertes que provocó, primero con el cierre de las actividades productivas, colocando al país al borde de la quiebra y obligando al Estado a malversar miles de millones de dólares en bonos para evitar el colapso general; luego, envuelto en el lodo de la corrupción, Vizcarra impuso otro juego perverso, negándose a comprar camas UCI, pruebas moleculares (ante las decenas de millones de inútiles, costosas pruebas rápidas que adquirió en medio de criminales negociados, que acabaron causando decenas de miles de muertes), plantas de oxígeno, etc., haciéndose el desentendido ante el generalizado dolor ajeno, sin el menor rubor.
A este sujeto –que previo a ser presidente fue gobernador de Moquegua, donde tiene paralizadas millonarias denuncias fiscales por el manejo gangsteril que impuso allá y después en todo el país– el presidente del Jurado Electoral, Salas Arenas, le aprobó el estatuto de su “partido politico”, facilitando volver al poder con semejante arma en ristre. ¡Hasta el sistema electoral está corroído por la corrupción!
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