Más de lo mismo
La manipulación masiva de la psicología colectiva en nuestro país resulta tan fácil cuando el bombardeo mediático apunta en una sola dirección para luego cambiar de objetivo de manera abrupta, logrando que todos olvidemos problemas sustanciales de suma gravedad.
Nos hemos olvidado de la enorme polvareda provocada por los dos fiscales que defendieron a muerte la firma del convenio de colaboración eficaz con Odebrecht, a pesar del entreguismo de su contenido, prometiendo hacer estallar el espectro político, económico y social del país con las declaraciones de los ejecutivos de dicha empresa. El mes de febrero fue un tiempo de ansiedad nacional que terminó en frustración. Los fiscales fueron por mucho y trajeron casi nada pero entregándole todo a la empresa más corrupta y corruptora de la historia latinoamericana. Ya nadie habla de ese tema.
La imprevisión gubernamental frente a los desastres naturales provocados por lluvias, pronosticadas con meses de antelación, fue tan evidente y nefasta porque se han destruido decenas de puentes y se han afectado muchas carreteras y caminos con gente abandonada a su suerte. Si no hubiese sido por la rápida reacción de nuestros militares con buques, aeronaves y demás equipos para trasladar alimentos, medicamentos, maquinarias hacia las zonas afectadas y contribuir al rescate de poblaciones aisladas, el costo hubiese sido mayor; no obstante, los últimos gobiernos han venido empobreciendo a nuestras Fuerzas Armadas cuyo potencial para brindar seguridad interna y externa, así como para contribuir al desarrollo y seguridad, disminuye cada día porque no se les da recursos para mantener su capacidad operativa. Mientras, nuestro presidente, con frac y valioso collar, asistía a eventos reales en España, aunque aquí su primer ministro decía que su don de ubicuidad era tal que podía estar sin estar aquí.
Los hospitales están abandonados como el Goyeneche en Arequipa y los locales escolares casi en ruinas y no hay más alternativa para nuestra población que someterse a lo que los médicos puedan hacer o lo que los maestros enseñar en deplorables condiciones.
La delincuencia hace lo que quiere, los feminicidas aumentan y no hay solución, salvo para distraernos con noticias sangrientas todos los días.
Ahora ante una denuncia de acoso contra un congresista, parece que se ha desatado una psicosis de persecución para conocer a la víctima con mucha mala entraña en sectores allegados al denunciado. Dejemos que esa investigación siga su curso porque ya es tiempo de serenarnos y reflexionar sobre el país y su gobierno.