Más desempleo
A la pandemia del Covid-19 se nos viene otra de similar letalidad: el desempleo. El horizonte se nos presenta sombrío en el terreno laboral, no sólo en el país, sino en el mundo que viene sufriendo el flagelo del virus que ha generado economías golpeadas, centros de trabajo cerrados o hombres y mujeres lanzados al desempleo o a la informalidad, con los graves riesgos que ello acarrea para la población y la vida misma. Los expertos nos anuncian cifras de preocupación.
En el país, la ministra de Trabajo, Sylvia Cáceres, ha señalado en una entrevista con la prensa, que las cifras de desempleo que va dejando el Covid-19, durante la cuarentena, es de alrededor 240 mil desempleados, cifra que nos debe activar las alarmas, más de las que ya tenemos. Con una inusual transparencia que nosotros aplaudimos, la ministra ha precisado que los empleos se han sentido afectados sensiblemente en esta coyuntura a la que calificó de complicada. “La información que registra nuestra planilla electrónica, en el periodo que va del 16 de marzo al 31 de mayo, señala que tenemos 240,000 trabajadores que no han sido registrados en la planilla electrónica, eso quiere decir que sus contratos vencieron o que las empresas decidieron no darle continuidad”, señaló.
Basta ver las noticias que ocupan la atención de los medios. Allí vemos a personas que dijeron haber estado trabajando en pequeñas empresas y se quedaron sin su fuente de trabajo al haber cerrado o quebrado sus centros laborales. La situación es dramática, hace que las calles se llenen de trabajadores ambulantes, generando riesgosas aglomeraciones de personas que no guardan, muchas veces, los protocolos de bioseguridad ni las distancias recomendables para evitar el contagio. Con ello, los focos de infección van en aumento y todo esfuerzo por combatir la pandemia, se torna desigual y dramática.
La titular de Trabajo hace lo suyo, según refirió: su ministerio verifica que la ruptura de trabajo no corresponda a una decisión abusiva, sino que tenga justificación. Es previsible que en una situación de crisis se presenten casos de injusticia en aquellas empresas que desapliquen las normas laborales existentes. Y dejen a sus a trabajadores en la calle y desprotegidos. En un escenario de esta naturaleza, la presencia de la autoridad y de los organismos del Estado se hace necesario para evitar el abuso. Según cifras oficiales, de marzo a mayo de este año, tiempo del aislamiento forzado, más o menos 27 mil empresas habían presentado ante el Ministerio de Trabajo sus solicitudes para acogerse a la suspensión perfecta. De ellas, 320 fueron aprobadas y dos mil, rechazadas, informó la ministra.
Según el Banco Mundial, la caída de nuestra economía este año será en el orden de -4.7% del PBI, mientras que los expertos de ESAN vaticinan una contracción del -5.5%, lo cual es más preocupante. Aseguran ellos que se nos presenta “una economía global en recesión y una alta volatilidad en los mercados financieros, así como en el precio del petróleo y en el precio de nuestros productos minerales y de agro exportación”, a lo que se sumaría, en el caso nuestro, una paralización completa en el sector turismo, que es la tercera fuente de divisas. “También, prevemos que no solamente sufriremos por esta larga y casi completa paralización del aparato productivo, sino que también creemos que la estrategia sanitaria post-cuarentena no permitirá una recuperación rápida de la economía. Esto se traducirá en una reducción completa del gasto discrecional de las familias peruanas, en un congelamiento de la confianza de los consumidores e inversionistas y que las empresas mantengan su incertidumbre sobre la continuidad de sus operaciones”, señalan. Este es el contexto en el cual deberemos actuar, incluyendo la situación laboral que, de por sí, ya se nos presenta sombría.