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Materia gris

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Fecha Publicación: 30/09/2024 - 21:20
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Lee Kuan Yew, el artífice del milagro económico de Singapur, sentenció: “Nunca he creído en quienes abogan por un enfoque blando del castigo”. Sin embargo, la seguridad no se reduce a la fuerza bruta. Es una quimera pensar que el crimen se erradica solo con puño de hierro. Ese camino, transitado por muchos, suele conducir a la instauración de regímenes totalitarios, aún más peligrosos que las propias bandas criminales.
La seguridad ciudadana se ha convertido en uno de los temas centrales de la agenda política. Y no es para menos. El temor a la violencia y la delincuencia acecha a la población, especialmente en las grandes ciudades. Sin embargo, es necesario desentrañar las causas profundas de la inseguridad y evitar caer en soluciones simplistas.
El terrorismo urbano, esa plaga que azota a nuestras urbes, no es un fenómeno aislado. Detrás de él se esconden intereses oscuros que buscan desestabilizar a la sociedad. Sendero Luminoso, con su ideología radical y su estructura militar, fue un ejemplo de cómo el terrorismo puede convertirse en una amenaza para un país.
Pero la lucha contra el terrorismo no se gana solo con la fuerza, se gana con la inteligencia y la legislación, también con la reforma del sistema de justicia. La experiencia de las rondas campesinas en el Perú nos demuestra que la participación ciudadana y la inteligencia son armas poderosas contra la subversión. Al organizarse y resistir, los campesinos lograron doblegar a Sendero Luminoso y recuperar el control de sus comunidades.
La captura de Abimael Guzmán fue un golpe certero al corazón de la organización terrorista, pero fue la labor de las rondas campesinas la que realmente selló su destino. Estas organizaciones populares, lejos de ser simples milicias, se convirtieron en el bastión de la seguridad pública. Eran, esta vez, los más afectados por la violencia los que tenían las armas para defenderse y replicar como autodefensas.
Al empantanar a Sendero Luminoso en una guerra de desgaste, las rondas lo aislaron y lo obligaron a replegarse y saltar a las ciudades (dejando atrás el paciente camino maoísta) y ya en Lima se tornaron en objetivo policial. Con rastreos y seguimientos urbanos es que cayó Guzmán.
No será ninguna dictadura roja o nacionalista, la que acabe con los malos desde 2026, sería un mal peor. Quien gane la batalla será con el arma de seguridad más grande inventada por el hombre: la materia gris.

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