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A mayor informalidad, mayor inseguridad

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Fecha Publicación: 15/03/2024 - 21:30
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En su libro ‘El Otro Sendero’ el economista Hernando de Soto señalaba que la informalidad es el resultado de las injustas regulaciones de las autoridades locales y nacionales, imponiendo regulaciones excesivas y hasta inapropiadas, que en la práctica limitan el potencial de las personas y empresas.

Ya transcurrieron 28 años desde su publicación y tras el paso de varios gobiernos, de las más distintas ideologías, la informalidad sigue imperando en el país. Si nos referimos a los empleos, vemos que afecta a 3 de cada 4, asimismo, genera males como la inseguridad ciudadana que frena las inversiones y pone en vilo al ciudadano de a pie. Pareciese que las autoridades perdieron esa batalla.

Según la Red de Estudios para el Desarrollo, la inseguridad ciudadana registró un notable incremento en los últimos años. En un periodo de 12 meses, 28 de cada 100 peruanos señalaron haber sido víctimas de un acto delincuencial, también estimó que en los últimos 5 años este flagelo representa un costo del 3% del PBI del Perú.
Luego de asumir el cargo, el Premier Gustavo Adrianzén declaró que en su gestión priorizará la seguridad ciudadana. En ese sentido, esperamos medidas concretas que ayuden a solucionar este gran problema y otros más que se desprenden por no respetar el Estado de derecho. Precisamente, la próxima semana varios gremios de trabajadores y empresarios, entre ellos ADEX, presentaremos una serie de propuestas en contra de la delincuencia y el crimen organizado.

Robo de celulares, asaltos a mano armada, secuestros y extorsión, son algunos de los delitos con los cuales nos levantamos todos los días, creando así un ambiente de alta inseguridad para los peruanos y las inversiones.
Esto se agrava con la informalidad pues al haber negocios, emprendimientos y trabajadores que operan al margen de las normas vigentes, no solo están exentos de las cargas tributarias, sino que no acuden a las autoridades en busca de justicia, cuando son víctimas de la delincuencia, ya que no pueden explicar el origen de sus ingresos.
Según la pirámide de Maslow, el ser humano tiene necesidades básicas, de seguridad, sociales, estima y autorrealización, y ya vemos que en las 2 primeras aún hay mucho por hacer. No es raro escuchar a un trabajador diciendo que cuando se enferma y va a un hospital del Seguro, no es atendido de forma oportuna –por lo cual debe ir a una clínica privada–, o que cuando recibe la receta y va a la farmacia del Seguro, tampoco encuentra las medicinas, de ahí que deba comprarlas en farmacias particulares.

Esto les genera más gastos, dinero que pudo destinar a la alimentación de su familia, a la educación de sus hijos, mejorar su vivienda, o darse un gusto. Es casi incómodo y hasta indignante si se toma en cuenta que los empleadores ya pagamos por estos servicios a EsSalud.

Esto trae a colación el tema de las compras públicas en este sector –se estima que el 40% tienen nombre propio–; no se percibe una mejora en los hospitales públicos, parece que las autoridades no trabajan con indicadores y eso es un gran error pues no permite crear espacios de mejora. ¿El resultado?, no hay medicinas disponibles y la salud pública sigue en la Unidad de Cuidados Intensivos.

Como nos podemos dar cuenta, la informalidad y la inseguridad son dos lastres que deben ser combatidos frontalmente. Tener un Estado que presta servicios básicos deficientes, una normatividad engorrosa que asfixia a las empresas y un pobre nivel de control por parte del Estado, es el coctel perfecto para llevar a cualquier país al subdesarrollo. Pasemos de la palabra a la acción. No perdamos un minuto más.

Por Julio Pérez Alván
Presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX)

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