¡Me asaltaron! Adiós Android, hola Apple

La semana pasada fue la primera vez, después de tres años escribiendo esta columna, que estoy imposibilitado de entregar mi artículo... Me robaron el celular a plena luz del día, llevándose consigo toda mi información. Fue un robo aparentemente muy común, me encontraba caminando hacia una reunión de trabajo en Barranco y tomé una llamada, estando a pocos metros de mi destino; de la nada, sentí un golpe fuerte en la cara por el lado donde sujetaba el celular y, al instante, sentí también cómo me lo arrebataban de la mano. Al voltear, el sujeto ya estaba en la parte trasera de la moto que lo sacaría raudamente del lugar. En este momento muchos de ustedes dirán “ no debiste tomar la llamada”, pero creo que a todos nos pasa una u otra vez que no tenemos el chip de “ciudad insegura” prendido y actuamos libremente.

Continuando con la historia, instantes después del robo, uno de los testigos (casi todos se quedaron mirando) me dijo que suba a su carro para perseguirlos, pero la sensación de que él fuese parte del grupo de los delincuentes me lo impidió. Yo tenía en mi casa otro celular antiguo donde guardo mis aplicativos de banco (esto lo hacía justamente por “seguridad”) y tengo también mi correo, redes sociales y demás aplicaciones como respaldo en general; así que de cierta manera estaba tranquilo de que “sólo se habían llevado un equipo”; terrible fue mi sorpresa al llegar a mi casa minutos después y ver que toda la información del celular que estaba en mi casa HABÍA SIDO BORRADA y no tenía acceso a nada... En ese minuto entré en pánico total, había perdido control y acceso a toda mi información. Cabe resaltar que en todo este tiempo, hubo cerca de siete personas que me dijeron “toma mi celular, bloquea el tuyo al toque”, pero yo no entendía a qué se referían; claro, al ver mi cara de extrañeza me decían “¿no tienes iphone?”, a lo que yo respondía con mirada de decepción.

Estuve totalmente desorientado, sin saber qué hacer por un buen tiempo, luego pude recuperar mi línea yendo a sacar un chip nuevo y tuve que ir a Compupalace para buscar ayuda con la recuperación de mis cuentas... Finalmente lo logré luego de varias horas de angustia. Cuando pensaba que lo peor había pasado, empiezo a enterarme que habían suplantado mi identidad a través de WhatsApp y demás redes sociales para pedir dinero a gente allegada a mí, a clientes y proveedores de la empresa para la que trabajo y demás... un verdadero desastre. Creo que nunca valoras temas tan básicos como la seguridad de la información hasta que sufres un daño como este, peor aún si impacta en terceros, por ello empiezo el 2023 con este cambio de sistema operativo; dada la inseguridad actual de nuestra ciudad, creo que no tengo alternativa. Empecemos este 2023 con mucho ánimo, pero más cuidadosos que nunca, de nada sirve lograr mucho si no tenemos cómo cuidar lo alcanzado. Muchos éxitos en este nuevo año.