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Mea culpa

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Fecha Publicación: 08/07/2021 - 20:00
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Durante casi una década el periodismo en el Perú se convirtió en su mayoría en la tribuna de los caviares y sus agendas de todos los pelajes. Desde una superioridad moral autoconstruida estos emitían sus opiniones calificando o descalificando hechos y circunstancias según sus agendas colectivas. Apoderándose de causas nobles, como por ejemplo la no discriminación, contrabandeaban una serie de juicios de valor por los cuales había que inscribirse en la izquierda progresista porque de lo contrario un negro de derecha terminaba siendo un miembro del Ku Klux Klan. Pero no solo las noticias cambiaron de formato ante presentadores que se convirtieron en “divulgadores” y “polemistas” cada vez que tenían la oportunidad de relatar hechos y confrontarlos de acuerdo a su conveniencia ideológica, sino que el análisis político se pervirtió en un activismo, dejando de ser un instrumento intelectual útil para la toma de decisiones o el esclarecimiento de determinados sectores de la opinión pública. Como toda acción genera una reacción cuando se llega al límite de la cultura de cancelar las opiniones ajenas, esta reacción se ha producido con el devenir de las últimas elecciones generales en que un partido salido de la nada y de ideología marxista leninista se enfrentó con el fujimorismo representado por Fuerza Popular, respaldado por otras fuerzas políticas. Porque de un tiempo a esta parte, al igual que como el fenómeno caviar, se ha producido para mala suerte del periodismo, un fenómeno inverso que, bajo el paraguas de la defensa de los valores de la democracia representativa, se han multiplicado los ucases de partisanos del periodismo y la opinión para salir a marchar, hacer plantones o a escribir encendidos discursos al estilo del Politeama de González Prada que le quedan bien a los políticos (porque esa es su función), pero muy mal a los periodistas (porque esa no es su función). El fanático es por supuesto el público de este nuevo periodismo como lo era (y lo es) el de los caviares. Gente que solo quiere escucharse a sí misma con el amplificador de las redes sociales, los medios de comunicación y por interpósita persona. El espacio para el debate inteligente e informado es atropellado por “neutral” en un país y una sociedad enferma donde la ponderación se ha convertido en un bubón y la chilla histérica de uno u otro lado en la cura de todos los males, bajo el supuesto de que estamos en una “guerra”. Sin duda la habrá de la manera tradicional y sangrienta si alguien no pone una cuota de sensatez a tanto bochinche y estupidez.

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