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Menem, plazo razonable

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Fecha Publicación: 10/03/2020 - 22:00
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El Perú denunció oficialmente por el canal diplomático con Argentina la información que disponía sobre la venta ilegal de armas de dicho país al Ecuador durante el Conflicto del Cenepa que sostenían.

El 17 febrero 1995, el agregado aéreo en Argentina, coronel FAP Rafael López Alvarado, siendo embajador del Perú Alberto Ulloa Elías, advirtió al jefe de inteligencia de la Fuerza Aérea Argentina, brigadier Roberto Manuel de Saa, sobre la salida de embarques clandestinos de armas de ese país con destino a Ecuador, simultáneamente en Lima se comunicó el mismo hecho a los agregados militar y aéreo de la embajada de Argentina. De otro lado en Brasilia los vicecancilleres de Ecuador y Perú firmaban conjuntamente con los garantes la “Declaración de Paz de Itamaraty”. Tres hechos sucedidos en la misma fecha.

Posteriormente se evidenció que Carlos Menem, ex presidente de Argentina, autorizó mediante tres decretos, entre 1991 y 1995, la venta ilegal de armas al Ecuador por un monto mayor a treinta millones de dólares, violando el Derecho Internacional que norma las obligaciones de los garantes y el embargo de armas establecido para países en conflicto.

Menem fue condenado en junio de 2013 a siete años de prisión efectiva. El Tribunal Oral en lo Penal Económico consideró al exmandatario coautor de “contrabando agravado”. En 2017, la Cámara Federal de Casación Penal confirmó la pena.

Al año siguiente, 2018, la justicia argentina dispuso que no se ejecutara la sentencia que resolvió condenar a Menem y otras once personas encontradas culpables como “coautores del delito de contrabando agravado”, consideraron como razón al Principio del Plazo Razonable para tener una condena firme en un juicio que empezó en 1995, es decir 23 años atrás, terminando así el proceso judicial.

Desde que se cometió el delito era facultad de nuestras autoridades competentes aplicar el reglamento de la Orden el Sol del Perú que establece como causal de pérdida de la distinción en su artículo 17 2) Por acto deshonroso o infamante.

Los hechos muestran que ninguna administración optó por hacerlo, lo cual evidencia que no hubo una actitud que valorara el honor de la patria y sus defensores.

Considerando lo extenso del plazo razonable transcurrido para la toma de decisiones, es mandatorio y perentorio se proceda a resarcir el agravio que Menem y los funcionarios de su gobierno causaron al traicionar vilmente a nuestro país.

El retiro de las condecoraciones a estos individuos, sin disquisiciones de carácter diplomático no compromete la amistad entre los pueblos, más bien configura un acto de honor y justicia que tendrá el reconocimiento de los ciudadanos de ambos países, así como un meritorio homenaje a todos los que defendieron a nuestra patria aún a costa de su vida.

Esperar más tiempo sería una opción peligrosa y dañina que podría impedir ejecutar este acto, eternizándose así la deshonra por inacción de los actuales responsables. Ponerse los pantalones, señores de la diplomado y del gobierno, y decidir, los peruanos merecemos su reivindicación.

No es aceptable que después de tres años de que el vicealmirante Javier Bravo Villarán presentase, en un gesto patriótico, su petición para retirar la condecoración a este traidor al Perú no exista aun un pronunciamiento definitivo de nuestra Cancillería. ¿A qué se teme? ¿Acaso al relinche de algunos peronistas ingratos? ¿Al enfriamiento de las relaciones entre el Perú y Argentina o peor aún a una ruptura? Si fuese por eso o algo parecido el temor rayaría en la ridiculez.

¿Acaso tan poco vale la dignidad del Perú para quienes tienen que decidir sobre el retiro de la condecoración al traidor de La Rioja?
Parece que muy poco para el Gobierno, porque no es capaz de disponer el retiro de la más alta presea nacional al sujeto vil que no tuvo reparos, cual fariseo codicioso, de vendernos por cuatro monedas cuando el Perú había apoyado a Argentina, casi en solitario, en la oscura noche austral de 1982, al tiempo que todos le daban la espalda.

¿Es que siempre se impondrá la sombra sinuosa del marqués de Torre Tagle en nuestra política exterior?
Dignidad señores, “el Perú primero”.