Mensaje ganador: Erradicar la corrupción
Quien exhiba el mejor programa de gobierno para acabar con la sinvergüencería de todos esos corrompidos que, soterradamente, siguen burlándose del país -como son Odebrecht, José Graña Miró Quesada, Toledo, Humala, el club de la construcción, Vizcarra, etc.- apelando al poderoso caballero don dinero, al maniqueísmo de la prensa venal que lideran El Comercio, La República, canal 4, etc.; al efímero poder palaciego, y/o a lo que fuere, tendrá ganada las elecciones de abril entrante. El pueblo peruano está justificadamente enervado, indignado y saturado de ser testigo de cómo le han robado no miles, decenas de miles o cientos de miles, sino millones; decenas, centenas y miles de millones de dólares que el Estado debió haber invertido en Salud Pública, en Educación y en Seguridad Ciudadana, en lugar de acabar en los bolsillos de esta pandilla de ladrones de cuello y corbata. Rufianes que se han enriquecido no sólo a costa de la miseria, el hambre y la angustia de millones de peruanos, sino hasta de la propia salud -e inclusive de la vida- de, hasta el momento, de más de 100,000 peruanos muertos injustificadamente por covid.
Ciudadanos que han fallecido, como sabemos, por falta de vacunas, carencia de plantas de oxígeno y/o la inexistencia tanto de respiradores mecánicos como de camas UCI. ¡Bienes que jamás se compraron! Y obviamente no se adquirieron, porque miserables como Toledo, Humala, PPK o Vizcarra se confabularon con aquella caterva de corruptos habituados a medrar del Estado para robarle fondos a sectores como Salud Pública, Educación y Seguridad Ciudadana, y usarlo con voracidad para llenar sus alforjas con el patrimonio de los demás.
Esta frase, pronunciada por el entonces ministro de Humala, Daniel Figallo, resume claramente lo que ha ocurrido -y aún sigue ocurriendo- en el este país: “Odebrecht pone y saca presidentes, Odebrecht es dueño del Perú, Odebrecht es dueño de Latinoamérica”. Oír algo así por boca de un ministro de Estado resulta no solo humillante, sino sencillamente repudiable. Por esa razón, creemos que ganará las elecciones aquel candidato a la presidencia que demuestre la entereza suficiente para adoptar medidas muy drásticas, asegurándole a la ciudadanía que, de una vez por todas, fumigará el decadente sistema de Justicia -Poder Judicial, Ministerio Público y Policía Nacional- para eliminar a las mafias caviares. Lacras que, cuales sanguijuelas subsidiadas por la mafia de corruptos a la cual nos referimos al iniciar este comentario, juegan en pared con una prensa sobornable incrustándose en las entrañas de las fiscalías, los juzgados y la Policía para manipular, a su entera voluntad, los expedientes civiles y penales del clan de miserables que se levanta en peso al país. Por tanto, la titánica tarea de erradicar del Estado a la logia progre-caviar constituye parte vertebral del mensaje de campaña que el pueblo quisiera oír. Ganará entonces el candidato que exhiba el suficiente coraje, propósito y verbo contundente para enfrentar a una camorra como los caviares, que desde el año 2000 permanece incrustada en el Estado amparada por gobernantes corruptos respaldados por un periodismo negociable.