Mercenarios de la desconfianza

¿Qué sucede cuando un "supuesto corrupto" acusa a otro “supuesto corrupto” de ser corrupto? ¿Qué sucede cuando son autoridades que gobiernan el país? ¿Qué sucede cuando los partidos políticos no renuevan viejos cuadros por nuevos políticos dispuestos a erradicar esa ideología hegemónica de "asalto al Estado como botín"? ¿Qué sucede cuando las élites se resisten a mejorar la redistribución de la riqueza en defensa de sus privilegios? ¿Qué sucede cuando se deteriora la confianza ciudadana en la institucionalidad democrática? ¿Qué sucede cuando se pierde la esperanza?

¿Qué explica la seguidilla de denuncias periodísticas que hoy desfilan en televisión y prensa? El megaoperativo que montó la Fiscalía de Lavado de Activos por el caso Joaquín Ramírez, por ejemplo. Un hecho sin precedentes en la historia judicial del país. Fuentes de Presidencia y Fiscalía revelan que ninguna de las dos titulares fue consciente de la magnitud y consecuencias que tendría.

Nos cuentan que la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, habría entrado en una crisis histérica contra el fiscal Vela, por haber coordinado este operativo con el premier Otárola y sus ministros de Interior y Justicia, sin que tampoco estuviera enterada del todo la presidenta Boluarte, quien habría hecho retroceder en sus declaraciones iniciales a sus ministros y premier. ¿Qué esperaban? El ataque político a Fuerza Popular fue clarísimo. ¿No se imaginaron que los congresistas de ese partido les advirtieran lo peligroso que era politizar esta investigación a Ramírez para su estabilidad gubernamental?

¿Por qué la tesis fiscal, que tras 10 años de investigación no logró una sola prueba de lavado de dinero, ahora incluye en la incautación de los bienes a propiedades de la Universidad Alas Peruanas? Se sabe que Joaquín Ramírez no tiene ni tuvo vínculo societario alguno con esta universidad. ¿Acaso no sabía el juez que autorizó la incautación, que esta universidad denunció al mismo fiscal que hoy dirige el operativo por intentar despojarla de sus propiedades hace unos años? ¿Acaso desconocían el fiscal y el juez que existen dos universidades que harían lo que sea para evitar que Alas Peruanas regrese a competir con ellos en los mercados regionales?

Existe un grupo de mentes perversas que, por recuperar el poder político perdido, son capaces de poner en jaque a toda la institucionalidad democrática, sin tener otras alternativas para elegir libremente, poniendo la captura del poder en bandeja de plata para las opciones autoritarias. ¿Por qué acelerar la campaña electoral? ¿Quién se beneficia con las denuncias sistemáticas de congresistas que exigen la devolución de parte del salario a sus colaboradores vinculados a solo tres o cuatro partidos? Sabemos que podrían ser hasta 40 congresistas los que hacen lo mismo cada mes. ¿Quiénes serán aquellos que siembran desgracia y barbarie para luego presentarse como salvadores y representantes de la conciencia moral del país? ¿Quiénes serán estos mercenarios de la desconfianza, capaces de promover hasta su propia extinción, con tal de hacer realidad su cruel venganza?

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