Mexico: capituló el “Señor Antifraude”
Manuel López Obrador, presidente de Mexico, ha enterrado (o ensuciado) la bandera que levantó durante más de treinta años: luchar contra el fraude en las elecciones.
Su historial es largo y nutrido de incidentes.
En 1988 renunció al PRI para incorporarse a Corriente Democrática, agrupación que lanzó la candidatura presidencial de Cauhtémoc Cárdenas y la suya a la gobernación de Tabasco. Ambos perdieron. En su caso, obtuvo 20.9% de votos y el ganador del PRI 78.3%. Al día siguiente desplegó una intensa y ruidosa campaña acusando al vencedor de adulterar actas, rellenar urnas e impedir que ingresen sus representantes a las mesas de votación.
En 1989 forma parte del Partido de la Revolución Democrático (PRD) y en 1991 alega que fraude contra sus candidatos a las elecciones municipales en Tabasco, impulsando una “marcha por la democracia” que recorre 750 kilómetros, desde Hermozillo hasta la capital.
En 1994 vuelve a presentarse a la gobernación de Tabasco y es derrotado por el PRI. Su respuesta fue decir que se había producido un timo electoral e impulsa grandes movilizaciones, que impiden jurar al triunfador por algunas semanas.
En el 2006 postula a la presidencia y es derrotado por Felipe Calderón, del PAN. Alega fraude y obliga a revisar 10% de las actas. A pesar de que el Tribunal no encontró irregularidades, instala campamentos en la ciudad de Mexico y jura como “presidente legítimo”, al mismo tiempo que sus partidarios ocupan con violencia las instalaciones del Congreso.
El 2012 pierde los comicios presidenciales ante Enrique Peña Nieto, del PRI y, como es usual, desconoce su victoria, hasta que el 2018 triunfa con su nueva organización, MORENA.
Autor de 16 libros, gran parte de ellos abordando las implicancias éticas y antidemocráticas del fraude electoral.
Ahora López Obrador ha abdicado de sus principios al conceder asilo político a Evo Morales, autor de un gigantesco fraude en su país, acreditado por expertos de la OEA y de la comunidad Europea. Más aún, permite que el ex presidente se inmiscuya en la política interna boliviana, alentando paros y promoviendo el bloqueo de alimentos a las ciudades, en flagrante con las normas Internacionales sobre asilo político y lanzando por el balcón la Doctrina Estrada que, desde 1930, es el eje de la política exterior mexicana, que lo obligaba a reconocer al nuevo régimen boliviano.
Adiós, pues, la expresión “Señor Anti Fraude”, como llamaban a López Obrador, expresión que se simplifica eliminando la palabra “anti” para en adelante nominarlo como “Señor Fraude”.