México, poético, múltiple y contemporáneo
Si bien el infrarrealismo intentó distanciarse del yugo tutelar de Octavio Paz en la poesía mexicana moderna, fue el nobel mexicano uno de los primeros que teorizó las vanguardias a partir de la herencia de las culturas indígenas de los diversos lares del mundo. Esa conciencia en relación con las múltiples tradiciones de las que se nutre el arte y la poesía en particular, ha ido de la mano con la publicación de poesía en lenguas originarias, como se comprueba de manera notable en el reciente libro Mexpoet. Muestra de la poesía mexicana contemporánea (Ediciones Altazor, 2019), con la selección, prólogo y edición de Víctor Coral. De los quince poetas reunidos, tres no publican en el idioma del conquistador Hernán Cortés: Martín Tonalmeyotl usa la lengua náhualt, Mikeas Sánchez la lengua Zoque, y Hubert Matiúwáa la lengua otomangueana de la cultura Mé pháá; de cada uno de ellos se recopilan poemas en edición bilingüe. En esta manifiesta toma de posición, desde el lenguaje empleado para poetizar, Mikeas Sánchez (Chiapas, 1980) destaca (y sorprende) por su poesía breve, cristalina, y a la vez política, que fluye con la sencillez y fuerza de los mitos y leyendas ancestrales. El tópico de las migraciones es recurrente entre los poemas de la muestra (Coral disiente del uso del vocablo “antología”, aunque el distingo en el prólogo sea ciertamente sutil). Esto se aprecia, por ejemplo, en la poesía de Balam Rodrigo, aunque, como en la mayoría de poetas seleccionados, la suya es una poesía atravesada por el sincretismo cultural (en el poema “Carlos”, se refiere a una exmilitar salvadoreño que escucha “Hotel California” de Eagles y trabaja de “guarura” o guardaespaldas de las mafias de tráfico de migrantes). En la otra orilla, la poesía de Alí Calderón y María Vázquez Valdez trasciende no solo la realidad mexicana y continental americana (sin dejar de invocarla) y puede evocar indistintamente a Sarajevo o El Cairo, ampliando la cartografía de su quehacer poético. Sobresale también la voz femenina (aparte de las mencionadas) en la poesía de Julieta Gamboa y Carolina Olguín. En la poética de Gamboa, como Coral escribe con acierto, “los órganos pasaron a ser locus relevantes”; por su parte, la propuesta poética de Olguín indaga “el otro lado del lenguaje” entre el ritual y la musicalidad de la naturaleza. Mexpoet comprueba que la realidad mexicana –y en general la de los países periféricos a las metrópolis globalizadoras– sigue siendo múltiple, heterogénea, y nutre una poesía propia, desgarrada y novedosa.