Mezquindad de algunos
Se ha armado toda una batahola injustificable y con mucha mala leche contra Rafael López Aliaga, alcalde de la Municipalidad Metropolitana de Lima, a raíz de los trenes que han llegado a nuestro país. Se pueden tener diferencias ideológicas, pero el respeto, la educación y la decencia tienen que primar. Sin embargo, estos valores se perdieron en la Oficina de Comunicaciones e Imagen Institucional del Ministerio de Transportes y Comunicaciones al emitir un “pronunciamiento” que sostiene: “El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) lamenta el comportamiento agresivo y ordinario del alcalde Rafael López Aliaga contra el ministro César Sandoval”. (“agresivo y ordinario” (?)).
El trabajo es un derecho, pero eso no significa arrodillarse ante el empleador como un lacayo por un puñado de billetes y faltar el respeto a una autoridad municipal. Es una bajeza de una funcionaria del Estado, salvo que defienda su puesto de trabajo con este tipo de ignominias. Por Ley N.º 27815 existe el Código de Ética de la Función Pública, donde el artículo 7, sobre “Deberes de la Función Pública”, señala: “El servidor público tiene los siguientes deberes”, inciso 1. Neutralidad: “Debe actuar con absoluta imparcialidad política, económica o de cualquier otra índole en el desempeño de sus funciones, demostrando independencia a sus vinculaciones con personas, partidos políticos o instituciones”. Cosa que no sucedió.
Le hicieron la vida imposible a Alan García Pérez, y allí está su obra: el tren eléctrico con 26 estaciones y cerca de 34 kilómetros recorridos en apenas 54 minutos. Ahora todo el Poder Ejecutivo salta como hienas contra Rafael López Aliaga. Hasta conductores de televisión y “especialistas” en trenes discrepan con lo logrado. Habría que preguntarle al Gobierno de Boluarte: ¿qué ha hecho por el infernal transporte urbano? ¡Nada! Solo un puente modular que permite restablecer el tránsito en Chancay. ¡Esa es su obra! ¡Creen que el peruano es escaso, ignorante o bruto! ¡Dejen de joder, ya basta de tanta improvisación de un Poder Ejecutivo que hace agua por todas partes!
Parece una lucha insana. He visto entregada esta tierra bendita a aventureros que fungen de políticos, a advenedizos que hacen de ella asiento de su cretina vanidad y base de su mezquino interés. Los que hacen de la política una profesión exclusiva y excluyente (como una propiedad) suelen hablar de conflictos entre ideas y realidades. La diferencia entre ellos y nosotros es que, para ellos, las realidades de un país son los intereses creados; para nosotros, las realidades de un país son los dolores creados por esos incapaces.
El ser humano no obedece a nadie. Hasta los esclavos llevan a cabo entre ellos mismos sus venganzas mezquinas. Los seres humanos no pueden relacionarse más allá de la rivalidad entre ganar y perder. A pesar de que colocan a sus esfuerzos etiquetas con nombres grandilocuentes, al final su objetivo es exclusivamente individual y, una vez logrado, de nuevo sólo queda el individuo. La incomprensibilidad de la sociedad es la del individuo enfermizamente fanático con ideas izquierdistas, y eso perjudica al Perú.
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