Miembros del Legislativo y Ejecutivo: ¡basta de cobardía!

La minería ilegal es un fenómeno fundamentalmente extendido en Latinoamérica. Está afectando seriamente a las economías —y al entorno social— de naciones con importante potencial minero. Esta trascendente actividad, socioeconómicamente crucial para nuestro desarrollo, cuenta en nuestro caso con diversificadas reservas de minerales, como claro beneficio de la naturaleza.
Sin embargo, las ONG vienen desarrollando una feroz, ideologizada campaña contraria a la exploración y explotación minera en el subcontinente. Particularmente agresiva y muy intolerante en países tercermundistas como el Perú. Con dinero negro que ingresa cotidiana —aunque, eso sí, secretamente— a través del sistema bancario transnacional, estas ONG reciben millones de dólares diarios cuyos usos/destinos son de absoluto desconocimiento para los Estados víctimas, como el nuestro.
Vale decir, seguimos permitiendo que una camorra de mafiosos y politizados multimillonarios —interesados en que el Perú no progrese apelando a su innata orografía— se vean beneficiados por estas ONG cómplices de semejante atentado socioeconómico contra el Perú. ¿Por qué razón? ¡Porque así lo deciden los George Soros del planeta para multiplicar sus fortunas, especulando con los precios de los minerales según sus multimillonarios intereses y retorcidos objetivos! Porque esa gentuza promueve que las ONG distribuyan parte de estos fondos entre dirigentes mineros, para que movilicen a las comunidades andinas a efectos de paralizar sus actividades en todos los centros mineros de nuestra nación.
Ante la crisis social que hoy afronta el Perú —donde la minería ilegal incluso supera en recursos al narcotráfico; tanto en rentabilidad como en daño socioeconómico— resulta indispensable analizar cómo es que otras naciones vienen enfrentando este desafío, y qué medidas pudieran generarse como solución eficaz y pronta, para superar esta serísima conspiración, por unos grandes magnates del mundo a través de sus gusanos enquistados tras el lucrativo negocio político de las ONG.
Es tiempo de que los gobernantes pongan las barbas en remojo y el coraje como ejemplo, para encarar el ataque transnacional del que venimos siendo víctimas por estos Soros del planeta, a través de innumerables ONG disfrazadas de buenistas, siendo, obviamente, cómplices de estos ricachones decididos a dominar el mundo, sometiendo a naciones como la nuestra. ¿Para qué están nuestros organismos de control (empezando por el BCR y el sistema de la banca privada y estatal; Sunat, Poder Judicial y Ministerio Público; aparte de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional)? ¡Pues justamente para imponer orden ante estas actividades criminales, donde esas ONG realizan labores terroristas con los inacabables recursos proveídos por sus financistas, para bloquear nuestras justas, auténticas exploraciones y explotaciones mineras!
¡No sigamos siendo tan menguados permitiendo que unos explotadores —propietarios de ONG, trajeados de mensajeros de la paz— acaben destruyendo nuestro patrimonio! ¡Paralicemos el desenfreno de esta organización criminal integrada por dueños de ONG que, permanentemente, viven operando contra el patrimonio del Perú, para beneficiar a explotadores transnacionales ávidos por especular con los metales que nos provee la naturaleza, junto con otras privilegiadas naciones mineras!
¡Basta de cobardías, señores del Legislativo y Ejecutivo! ¡Establezcan urgentemente el control infranqueable de los fondos que reciben las ONG!

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