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Mientras las escuelas se caen, el ministro Quero despilfarra

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Fecha Publicación: 03/05/2025 - 23:01
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Una vez más, el gobierno le da la espalda a las verdaderas prioridades del país. El reciente escándalo que involucra al Ministerio de Educación, a través del Instituto Peruano del Deporte, por la asignación de más de 13 millones de soles a un torneo de videojuegos, es una afrenta directa contra millones de niños y jóvenes peruanos que estudian en condiciones deplorables.

El ministro Morgan Quero pretende justificar este despropósito asegurando que los videojuegos “fomentan habilidades estratégicas y tácticas”. Mientras tanto, más del 59 % de las escuelas del país presentan graves deficiencias: aulas a punto de colapsar, techos que gotean, baños inservibles, sin agua potable ni electricidad. Hay instituciones sin carpetas, sin pizarras, sin internet. Hay niños que reciben clases bajo árboles. Esa es la realidad que Quero parece desconocer, ignorar o, peor aún, despreciar.

El Congreso ha reaccionado y exige explicaciones. Pero no basta con una citación ni con discursos bien armados en comisiones. La Contraloría y la Fiscalía deben intervenir de inmediato para investigar un gasto que, a todas luces, prioriza el espectáculo y el entretenimiento por encima de la educación pública. Porque detrás de esos 13 millones no solo hay una pésima decisión administrativa: hay una cadena de irresponsabilidades y posibles favoritismos que deben esclarecerse.

Mientras tanto, en las regiones más pobres de la sierra y la selva no hay docentes para los niveles inicial y primario. Los concursos de nombramiento son insuficientes, los contratos no se concretan, los niños no aprenden. Y al frente del Ministerio de Educación tenemos a un ministro que, en lugar de luchar por más presupuesto para infraestructura escolar, decide patrocinar eventos VIP de videojuegos, con zonas exclusivas, seguridad privada y transporte para gamers internacionales.

No es un error aislado. Es la muestra de una gestión desconectada de la realidad. Es el rostro de un Estado que prefiere las luces y los reflectores antes que las aulas y los pupitres. Es una falta de respeto inadmisible para los millones de estudiantes que cada día arriesgan su integridad en escuelas inseguras y olvidadas.

Por eso, el ministro Morgan Quero ya no puede ni debe continuar en el cargo. Su permanencia sería una burla para quienes siguen esperando que el Estado cumpla con su obligación más básica: garantizar el derecho a una educación digna y segura. Cada día que pase aferrado al puesto es una ofensa más contra el futuro del Perú.

La educación no puede esperar. Y el Perú no puede seguir bajo el mando de quienes gastan millones en lo innecesario mientras las escuelas se caen a pedazos. Por respeto al país, Morgan Quero debe renunciar. Ahora.

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