Migración descontrolada

A principios de abril, en Chile, el Ministerio Público anunció que los fiscales de la Región Metropolitana de Santiago de Chile pedirían a la justicia la prisión preventiva de todos los extranjeros imputados por algún delito que no cuenten con Documento Nacional de Identidad (DNI). Todo esto a raíz del asesinato de tres carabineros en menos de un mes, donde los sospechosos eran de nacionalidad venezolana.

La complejidad de este tema empieza porque cuando un inmigrante indocumentado comente un delito puede decir que tiene otro nombre cuando lo detienen, y si tienen captura internacional no hay como saberlo pues la toma de huellas y el envió de información tarda más del tiempo del que lo pueden detener y entonces quedan libres cuando se trata de un delito menor.

A partir de ahora eso no va más, pues se dice que si ahora el Tribunal rechaza imponer la medida de prisión preventiva el Ministerio Público apelara y en ningún caso se ofrecerán penas sustitutivas según las nuevas reglas.

A pesar de que esta medida es solo para inmigrantes irregulares que estén imputados de algún delito, ha generado una oleada de salidas hacia la frontera entre Perú y Chile que ha terminado en cientos de indocumentados varados acampando mientras esperan pasar hacia nuestro territorio. Es por ello que se ha decretado el estado de emergencia en zonas fronterizas con lo que la policía y los militares pueden restringir lo derechos constitucionales relacionados al libre tránsito, entre otros.

Todo esto ha generado un clima de tensión entre Perú y Chile que no ha escapado a los comentarios de autoridades de uno y otro lado, sin embargo, esto no soluciona el problema central que es el migratorio causado una vez más por un gobierno de izquierda, en este caso el de Venezuela, que como siempre termina haciendo huir a su “pueblo” de los abusos, inseguridad y miseria en la que dejan los países que gobiernan.

Ciertamente la inmigración es un problema humanitario que involucra mujeres y niños, pero también es claro que la inseguridad y la falta de oportunidades que vivimos en el Perú es un problema real al que agregarle migración agrava.

Los recursos no son ilimitados, brindar educación y salud ya es un problema en el Perú por eso la inmigración debe ser ordenada y debemos evaluar qué cantidad de personas somos capaces de recibir, no se trata de ser el ¨buena gente¨ que recibe a inmigrantes indiscriminadamente y sin control porque eso es perjudicial para todos. Por supuesto cada persona que entra debe ser plenamente identificada para evitar los problemas de inseguridad que muchas ONG niegan por su propia agenda personal. No caigamos en excesos, pero tampoco seamos bobos.

@sandrostapleton

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