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Miklos Lukacs y la disolución del hombre

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Fecha Publicación: 04/05/2023 - 22:00
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Miklos Lukacs sostiene que el hombre que se disuelve, que transiciona hacia un neo ente, constituye el centro del proyecto progresista y del debate político contemporáneo. En verdad, Lukacs ha escrito el mayor contraataque epistemológico al actual progresismo globalista. Aquí la ficha bibliográfica: Miklos Lukacs de Pereny (2022): Neo entes. Tecnología y cambio antropológico en el siglo 21. Sine locatio: Population Research Institute. El último gran debate político que ubicó en el centro a la antropología filosófica se dio por la manía marxista de construir una ideología epistémica a modo de concepción del mundo, y en el tiempo de los socialismos realmente existentes.

Pero, la gran diferencia, y novedad, es que el actual “ataque antropológico”, como le llama Lukacs, consiste en que el ser humano deje de ser humano, y se convierta en un neo ente. La progresía cree que la cuarta revolución industrial debe implicar la licuefacción del hombre en un nuevo ser hecho de biología, física y cibernética. En un amasijo de sistema de vida y procedimiento digital.

Semejante nuevo ser, nueva entidad, es un ciborg. En cambio, Michel Foucault cree en la muerte del hombre como sujeto, como agente, de la historia, y propone su existencia en la historia como parte del lenguaje moderno en adelante. Recurre a Martin Heidegger para estar a la mira de la probable muerte del ente antropológico convertido en sujeto que contiene la realidad. Es decir, Foucault resuelve la muerte del hombre como una cuestión puramente gnoseológica, pues dice que el sujeto únicamente se apropia de la realidad con su técnica. Con ello habría revisado, superado, al “ego cogito, ergo sum”, al sujeto epistémico de René Descartes.

Foucault quiso salir del sujeto epistémico, para colocarlo como parte de la trama histórica. La muerte foucaultiana del hombre es una muerte únicamente en el lenguaje. No obstante, el progresismo ha llegado más lejos, los ha superado a todos, porque estamos ante la muerte del hombre epistémico, y la muerte del hombre de verdad.

La transhumanización progresista es también una filosofía de la historia: es lineal, y alberga la idea del progreso. Lukacs encuentra que la narrativa transhumanista posee una promesa hedonista, que contiene los tres “super”: “super longevidad”, “super inteligencia” y "super bienestar".

A la vez, señala que las herramientas, o mecanismos, para lograr construir el neo ente son la inteligencia artificial y la técnica de edición genética (Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats, o CRISPR). Además, esta eugenesia incluye una metaética, o la creencia de que el progreso tecnológico nos hará definitivamente buenos, y mejores. Por supuesto, el trashumanismo tiene sus teóricos principales que, más que citados, son evidenciados por Lukacs: Yuval Noah Harari, el Karl Marx del progresismo, autor de Sapiens. De animales a dioses; Homo deus: Breve historia del mañana; y 21 lecciones para el siglo 21. Y Klaus Schwab, el fundador del Foro Davos, y autor de La cuarta revolución industrial. El proyecto de trashumanización nos coloca ante el más grande asombro de la historia.

Cabe preguntarnos, ¿por qué existe, y por qué sus mecanismos se convierten en política pública mundial? No sé de psiquiatría, de psicología, de etología. Pero, tal vez sé algo de política. Lukacs se ampara en más de veinte siglos de pensamiento antropológico y político. Tiene razón: cambiar la naturaleza del ser humano es, necesariamente, cambiar sus instituciones políticas y sociales. El neo ente no sería hombre, ni mujer. No tendría patria, ni familia. El neo ente viviría en un “gran panal”.

Finalmente, la verdad es que los hombres hemos evolucionado, a través de aproximadamente cuatro millones de años, hasta llegar a ser lo que somos hoy, por el lenguaje que ha creado pensamiento, ciencia y tecnología. Por supuesto, en esto último, debe también mencionarse al papel histórico del dedo pulgar, de nuestras manos, de la integridad de nuestro cuerpo.

Tal vez, Foucault contra Foucault: el de Las palabras y las cosas, duda, incluso teme, de que “el hombre se borraría, como en los límites del mar un rostro de arena”; pero, el de La hermenéutica del sujeto, el espiritualista, nos enseña que el hombre debe ocuparse “de sí mismo”. El hombre no se disolverá.

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