Mil adivinanzas quechuas
José Respaldiza Rojas dejó para la posteridad su libro: Mil adivinanzas quechuas, toda una verdadera joya. La primera edición fue publicada, como para no creerlo, en Ecuador. Esta segunda edición recoge en su totalidad la obra original y su lectura deleita desde que uno abre la página inicial. La primera parte es un ensayo sobre las adivinanzas, el contexto en el que se utilizan, las fuentes de procedencia y el valor pedagógico de las adivinanzas y en especial de las expresadas en quechua.
La segunda parte recoge las mil adivinanzas quechuas organizadas temáticamente en once grupos. Para su mejor entendimiento y acercamiento al lector no quechua hablante todas las adivinanzas están traducidas al español, convirtiéndose en un material esencial, en el fomento, el rescate y la revaloración del quechua.
¿Quién no recuerda haber sido retado por alguien?, ¿quién no recuerda haber puesto el máximo esfuerzo para sorprender de pronto en una conversación?, ¿quién no recuerda haber sido derrotado o haber salido victorioso en una de las conversaciones planteadas en algún círculo? Para los que venimos de Los Andes, la alegría, satisfacción y nostalgia es mayor aún. Crecimos con el huatuchi (adivinanzas) en nuestro ADN.
Nuestra personalidad responde, en parte, a esa forma retadora de cómo entendemos la vida. No nos amilanábamos nunca frente a los retos del destino, por el contrario, este fue forjándose, a altas temperaturas, como el acero, y templándose en aguas frías, desde niños, paso a paso, huatuchi tras huatuchi , en calles, aulas, en el campo; cuando trabajábamos, cuando jugábamos, cuando despertábamos e incluso cuando soñábamos; en las mañanas, en las tardes y en las noches; cuando llovía, cuando nevaba, en tiempos de cosecha, en tiempos de sembrío, en tiempos de bonanza, en tiempos de sequía… ¿Qué más decir?, fue parte importante de nuestras vidas. Por eso, retornar a su uso, a su lectura es retornar a disfrutar de las adivinanzas.
Las adivinanzas, independientemente del idioma en el que estén expresadas, son el medio donde se plasman muchos años de sabiduría, son atemporales y se transmiten de generación en generación. Las adivinanzas siempre serán un medio para divertirse sanamente, desarrollar la imaginación, predecir mundos venideros, promover la perseverancia, el aprendizaje permanente y una enorme habilidad para resumir en unas líneas lo que, en lustros, se fue construyendo.
Contribuye pues, en resumen, a que podamos trascender más allá de nuestro pequeño mundo y acercarnos a uno nuevo y distinto donde sea posible una real convivencia entre el hombre y todo lo que le rodea. Estoy seguro que ese fue el sueño de Pepe Respaldiza cuando escribió este hermoso libro.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.