«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel»
Queridos Hermanos:
Estamos en el Domingo IV del Tiempo de Adviento. ¿Qué nos dice el Señor? Dios está continuamente hablando con nosotros en los acontecimientos, Dios se ha hecho hombre como nosotros y está en medio de su pueblo, vive en medio de nosotros. Hermanos, necesitamos dialogar con Él, Él habla con nosotros y no le entendemos. Hermano, detente y habla con Él, en lo oculto, y verás que Él está vivo.
Por eso respondemos con el Salmo 23: Va a entrar el Señor que es el rey de la gloria. ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? Quien tiene el oído abierto a la voluntad de Dios, ese es el que puede entrar en el recinto sacro. Hermanos, preparémonos porque viene el Señor, se encarna y se hace Palabra para salvarnos.
La segunda Palabra que nos pone la Iglesia es de San Pablo a los Romanos. Qué importante es llevar una buena noticia a los que no conocen a Jesucristo y no creen que Dios los ama, por eso se nos presenta San Pablo diciendo que nos ofrece llevar esta buena noticia a los paganos, a la universalidad, la catolicidad de todo el mundo.
En el Evangelio de San Mateo, Dios está hablando con nosotros y quiere que nazca un hijo dentro de tu corazón, que es el hijo de la fe. El signo grande es que antes de vivir juntos, María estaba ya embarazada por obra de Dios. José, sin entenderlo, decide repudiarla en secreto, pero se le apareció en sueños un ángel, un enviado que le dice a José: lo que hay en el vientre de María es del Espíritu Santo. Dios está hablando en tu vida, en tu historia, te está llamando a la fe, te está llamando a la felicidad, porque, como dice la Palabra, la misión de Jesús es salvar al pueblo de todos los pecados. La misión que Dios te está encomendando a ti y a mí es salvar al hombre de hoy de todos sus pecados y esclavitudes, es decir, ofrecerle sentido a su vida. “Mirad la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros”. Contemplemos a este Dios que está cercano, que nos habla y nos quiere ofrecer la felicidad, la vida eterna. Termina diciendo que cuando José se despertó hizo lo que le había mandado el ángel y se llevó a casa a su mujer. Esta Palabra nos invita a despertar del sueño. Cuando el hombre duerme está indefenso y desarmado, el sueño, como la muerte, es el lugar de Dios, de su revelación. Dios se está revelando a cada uno de nosotros para que seamos felices.
Pues bien, hermanos, preparémonos porque Él quiere nacer dentro de nosotros, en medio de nuestra pobreza, de nuestro barro, de nuestra paja. Que el Señor os dé el Espíritu de alegría para acogerle.
Que la bendición de Dios todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre todos vosotros; y rezad por mí.
Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.