Mirando al precipicio
La verdad fue una ingenuidad de nuestra parte suponer que el dilatado plazo que se fijó para la continuación de la sesión de investidura del Gabinete Vásquez, hubiese podido servir para recomponer el discutible Consejo de marras expectorando y sustituyendo debidamente al menos a los miembros más impresentables –léase, los del Interior y Educación-, contribuyendo a calmar algo las aguas.
La premier, muy suelta de huesos, manifestó que la evaluación ministerial sigue “en proceso” y apeló a que los congresistas voten la cuestión de confianza planteada atendiendo a la Política General de Gobierno expuesta y no mirando a quienes la ejecutarán. Así que nada de cambios para mañana, salvo un milagro.
La primera ministra anda equivocada, ya que la llamada investidura ministerial expresa la confianza o no del Parlamento sobre el plan gubernamental formulado y su cumplimiento y ejecución.
Si, constitucionalmente, la dirección y gestión de los servicios públicos son confiados al Consejo de Ministros y a cada ministro en los asuntos que competen a la cartera a su cargo, pues no cabe duda de que en este acto de control del Poder Legislativo es tan importante la política como la gestión de la misma. Por allí ya vamos mal y peor con el clima de conflictividad social y de violencia y vandalismo antiminero de los últimos días fomentado o tolerado por el Ejecutivo, a lo que se suma las declaraciones contradictorias entre quien ocupa la Presidencia de la República y su ministro de Economía y Finanzas que trata de capear estas y superar la desconfianza nacional que cunde haciendo de intérprete y traductor con poca suerte. Así no hay gobernabilidad que valga.
Tenemos claro que el régimen minoritario de turno es de izquierda, pero hasta ahora en medio de su ineptitud, improvisación y malas juntas, no se tiene evidencia o señal suficiente de que será democrático y menos que garantice el Estado Constitucional de Derecho y la Economía Social de Mercado que apoya y defiende mayoritariamente la ciudadanía. En estas condiciones, qué difícil resulta otorgarle la confianza a este Gobierno. ¡AMÉN!
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