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Mujer, derecho e ideología

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Fecha Publicación: 10/03/2021 - 20:50
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En los tiempos actuales es imposible negar el rol fundamental que cumplimos las mujeres en la vida social. Las razones para esta aserción son muchas, pero podemos resumirlas básicamente en dos. En primer lugar, por nuestro privilegio y don divino de la maternidad, que conlleva una fortaleza incomparable y cuya muestra más tangible no solo es el milagro de la concepción, sino también las responsabilidades que esto conlleva. Solo basta contemplar a nuestra propia madre para comprobarlo: su salud podrá estar muy limitada, pero aun así seguirá preocupada hasta por los menores detalles de sus hijos. En segundo lugar, y por si no fuera suficiente para nuestra plena realización como madres, ahora sobresalimos en diversos campos de la actividad humana, en los que aplicamos nuestro saber empírico, técnico y profesional.

Aunque cualquier homenaje a las mujeres sería insuficiente por múltiples razones, sobre todo cuando logramos éxitos rotundos pese a las constantes limitaciones e injusticias que padecemos, no podemos negar una nueva realidad: el llamado “empoderamiento femenino”. Debemos cuidar que este proceso que permite el incremento de nuestra participación en todos los aspectos de nuestras vidas no signifique desnaturalizarnos y cometer excesos. Bien sabemos que el ejercicio de todo poder sin límites y razonabilidad también conlleva arbitrariedades. No hay que olvidar que en la historia de la humanidad grandes mujeres que nos precedieron lograron ser reconocidas por sus acciones heroicas y sus ideas, entre ellas insignes abogadas. Tal es el caso de la estadounidense Mary Ann Shadd, quien fundó una escuela de integración racial y gestionó un periódico antiesclavista. También el de la española Clara Campoamor, quien luchó por el sufragio femenino en España. Y en el Perú tenemos a Ella Dunbar Temple, historiadora que fue la primera en ocupar una cátedra universitaria. ¿Cuántas mujeres abogadas que entregaron gran parte de sus vidas a la defensa en los tribunales han recibido algún reconocimiento en nuestro gremio no por su cargo, sino por la importante labor que realizaron como profesionales?

La igualdad ante la ley se seguirá materializando en oportunidades similares para el desarrollo personal y profesional. Pero no olvidemos que no será por ser mujeres por lo que debamos lograr reconocimientos, sino por nuestras calidades personales y laborales. Caso contrario, estaremos generando un problema similar del que fuimos víctimas. Sin embargo, siempre hay un espacio sobre el que todavía no hemos logrado ninguna mejoría: mujeres utilizadas como objeto sexual o mercancía víctimas de actos delictivos que hasta ahora no muestran la efectividad punitiva en el Perú, como los delitos de trata, explotación sexual y tráfico de migrantes.

Debido al reconocimiento de derechos y oportunidades antes negadas, en esta época es muy bueno ser mujer. Sin embargo, hoy somos víctimas de otro tipo de agresiones que van desde la exposición pública del cuerpo en redes sociales (incluso con la bandera de una autonomía absoluta) hasta la muerte por enfrentar contextos de sometimiento, abuso o discriminación.

No creemos en ideologías feministas que dividen y sectorizan. Creemos en la mujer como un ser humano digno, capaz de desenvolverse en cualquier ámbito, respetuosa de sus semejantes y decidida en algunos casos a ser madre, lo que seguirá siendo uno de sus más grandes desafíos. Pero, también, capaz de integrar y no de dividir.