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Museo del juguete antiguo

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Fecha Publicación: 07/01/2022 - 21:30
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De niños, llegamos a encariñarnos con nuestros juguetes y, con seguridad, muchos de ellos aún lo conservamos en nuestra memoria y en algún lugar especial. Siempre nos divertíamos con lo que teníamos, eso era suficiente para estar felices. En estos días, echamos de menos, con mucha nostalgia, aquellos maravillosos juguetes y nos damos cuenta que distan mucho de lo que hoy utilizan nuestros niños. El origen de nuestros juguetes se remonta a la existencia del hombre, donde los niños solo jugaban con piedras, los cuales fueron transformándolo en una diversidad de nuevos juguetes (Por ejemplo, las canicas). Y así, cuanto existía en su entorno era fuente inagotable para divertirse.

Hace algunos años, el maestro Gerardo Chávez, reconocido artista y coleccionista trujillano, felizmente se atrevió, para el regocijo de todos, a perennizar todas estas joyas y reunirlos en el museo del juguete antiguo, el primero en Latinoamérica. Desde el 2001, en una hermosa casona de Trujillo, se exhibe la colección de más de 5000 juguetes de todo el mundo, que datan desde la época prehispánica hasta la era moderna. Vale resaltar que la mayor parte de ellos fueron construidos en forma artesanal. Al visitar, sus bien organizadas salas (popular, prehispánico, femenino y masculino), podremos observar y entender la evolución y transformación que experimenta el juguete en el mundo a través del tiempo y así formarnos una idea completa de cómo se entretenían los niños de las diferentes generaciones. Observar las expresiones culturales que definieron el tiempo y el espacio, toma relevancia para tener mayores elementos de juicio y entender la forma de vida de nuestros antepasados.

Michael Andreas Helmuth Ende, escritor alemán de fantasía y ficción infantil, escribió: “El niño que yo solía ser, hoy todavía vive y entre él y él adulto que soy no existe abismo alguno. Cuando dejamos de ser niños, estamos muertos. Nunca olvidar el niño que somos”, por eso siempre volvemos a ser niños, recordamos nuestros juguetes y lo imaginamos como los mejores. Las lecciones de esos tiempos, nos permite afirmar que cuando jugábamos, compartíamos y sobre todo respetábamos los gustos de cada quien. Eran otros tiempos donde los colores lo descubríamos nosotros, las luces lo creábamos, hacíamos todo lo que nos hacía felices; eran tiempos en que nuestros juguetes nunca se dañaban, así lo creíamos; por eso, cuando jugábamos y llorábamos, nuestros mayores entendían que andábamos felices. Cuando vaya por Trujillo, no olvide visitar el Museo del juguete antiguo: Vuelva a ser niño, necesitamos agrandar nuestros corazones.

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