Nada que celebrar
En realidad lo mejor del año que finalizó el 7 de diciembre fue el operativo por el cual terminó en la cárcel Pedro Castillo. La respuesta de las Fuerzas Armadas y policiales, el Congreso y la Fiscalía ante el golpe de Pedro Castillo fue impecable. Luego vino la reacción de las fuerzas que apoyaban a Castillo, financiadas por el crimen organizado, el que creció desmesuradamente durante los 16 meses del peor gobierno de nuestra historia.
En realidad el crecimiento del PBI, impulsado por la inversión privada, que ya venía desacelerándose desde el 2014 , profundizó su tendencia con la prédica castillista de aprobar una nueva constitución. Es durante el anterior gobierno cuando se profundizó la penetración cultural y del sector público, que desde hace décadas ha venido desarrollando la izquierda en nuestro país. Las prédicas claramente divisionistas (Lima versus provincias, pobres vs. ricos, blancos vs. cobrizos, etc.), la demolición del modelo económico y el significativo aumento de la inefectividad del sector público afectaron severamente la capacidad de gestión de los tres niveles de gobierno. Estos factores, unidos a las violentas protestas iniciadas poco después del encarcelamiento de Pedro Castillo, la creciente infectividad del gobierno de Dina Boluarte (DB) y su falta de liderazgo afectaron severamente la economía.
Las tendencias anteriormente referidas ya han sido advertidas por las principales calificadoras internacionales de riesgos soberanos. Es así que Fitch ha alertado que el deterioro de la estabilidad política y de la eficacia del gobierno ha aumentado la posibilidad de una revisión a la baja para las calificaciones de la deuda de Perú
Es que aun cuando mantenemos una moderada deuda pública, una posición de acreedor externo neto y una historia de política macroeconómica y marcos fiscales sólidos, actualmente son los factores políticos los que están pesando más al momento de las calificaciones .
Otro importante factor señalado se refiere a los planes de inversión de las empresas peruanas, que no están posicionadas para el crecimiento. Lo que se demuestra en el hecho que las empresas líderes no reinvertirían un récord de 34,700 millones de soles, los que se repartirían entre los accionistas. Es que ante la ausencia de proyectos de inversión, las empresas optaron por distribuir sus ganancias de años previos e incluso las del presente ejercicio (2023).
En el año transcurrido a Boluarte no se le ha visto defender con convicción ningún tema importante, sea de política, economía, inseguridad ciudadana, institucionalidad ,corrupción, etc. No lidera el país en momentos que eso se necesita. No tiene un norte ideológico: ya que antes de su gobierno se comportaba de manera muy diferente. Ni aún en las peores crisis por las que ha atravesado el país DB ha salido a orientar a la ciudadanía. Por lo que con todo derecho la ciudadanía se pregunta cuál es la verdadera Boluarte ¿la que alentaba las protestas contra La Bambas el 2019; la flamígera expositora contra la inversión privada en Davos, ya siendo vicepresidente de Castillo, o la que intenta promover la inversión extranjera en nuestro país durante sus viajes al extranjero como primera mandataria? Pero para este segundo año de gobierno Boluarte ya no puede seguir con el perfil anteriormente resumido. Tiene que definirse y liderar el país con convicción, y sino lo puede hacer, debería de dar un paso al costado.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.