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Nadie tiene corona

Fecha Publicación: 17/03/2020 - 21:40
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Al pergeñar estos renglones el coronavirus bautizado Covid-19 ha llevado al Gobierno a declarar primero la Emergencia Sanitaria Nacional por tres meses y ahora el Estado de Emergencia Nacional por 15 días que decreta el aislamiento social obligatorio y otras medidas. Oficialmente se habla de 71 contagiados y de centenas más en evaluación para descartar o confirmar el diagnóstico viral. Afortunadamente, sólo un enfermo se encuentra con pronóstico reservado y ojalá no llegue a ser la primera víctima mortal.

A este momento, todos los casos provocados por el Covid-19 son importados -es decir, por contagio en el extranjero- o contraídos por familiares o personas en contacto con la víctima. La estrategia y acciones sanitario-sociales puestas en marcha por el Ejecutivo apuntan a lograr la mayor contención de esta epidemia y a que no se expanda provocando una infección comunitaria con consecuencias impredecibles. De allí que el éxito o fracaso en esta lucha dependerá no sólo de la política y gestión estatales sino de la indispensable participación conjunta y solidaria de la población que en lugar de llevarse por el pánico y la “noica” debe acatar sin chistar esta cuarentena dispuesta para evitar la propagación del coronavirus.

Es verdad que el régimen de turno empezó tarde y no del todo bien a tomar las medidas de prevención necesarias y que la debilidad del sistema de salud pública tampoco ayuda mucho, pero esta epidemia recién comienza, las próximas dos semanas serán claves y mal haríamos en quedarnos únicamente en la crítica.

Vamos a lo último. El Presidente chino hoy se ufana porque en su país “prácticamente se frenó” el Covid-19 que negligentemente han exportado al mundo y a la fecha causa más de 6,000 muertos y 160,000 infectados. Lo que no dice ni dirá y no debe olvidarse es que en los inicios de este mal se perdieron días valiosos mientras su Gobierno ocultaba o subestimaba el virus que comenzó en la ciudad de Wuhan y el médico que lo detectó fue acallado policíacamente al extremo de obligarlo a firmar una declaración falsa. Para los que no saben, Wuhan es una metrópoli en el centro de China y un verdadero Hub industrial, tecnológico y empresarial donde invierten más de 200 de las corporaciones globales más importantes y que explica “fácilmente” la trágica diseminación planetaria alcanzada por el coronavirus. El médico se llamaba Li Wen Liang y murió víctima de este virus no sin antes poder declarar: “Es más importante que la gente sepa la verdad (…)”. ¡Amén!