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Ni punto de comparación

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Fecha Publicación: 02/05/2022 - 22:58
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Decía la semana pasada que no era real ni justo pretender explicar y encontrarle una salida a la grave crisis política y social en que nos ha sumido el gobierno marxista pro narcotráfico y pro terrorista del ciudadano Pedro Castillo en apenas nueve meses en el poder, estableciendo similitudes y menos comparaciones con los sucedido el año 2000.

No solo se trata de la abismal diferencia de antecedentes personales y políticos entre el actual titular del Poder Ejecutivo y los del entonces presidente Alberto Fujimori, sino, sobre todo, de los años luz de diferencia entre el desgobierno de aquél y el indiscutible buen gobierno del expresidente, que rescató al país de la peor quiebra institucional de su historia.

Se trata también de la razón misma del uso del poder, pues Castillo busca destruir el sistema político y poner en riesgo la existencia del Perú como sociedad políticamente organizada, para reemplazarlo por un proyecto que desconoce la soberanía nacional y la identidad de los peruanos para convertirlo en el apéndice de un proyecto de raíz extranjera y extranjerizante ideado en el Foro de Sao Paulo y que sin duda sujetaría al Perú a los intereses geopolíticos de una Bolivia que Evo Morales controla.

En ese afán destructivo de Castillo, ya se ha alcanzado la fuga de capitales al exterior de casi una veintena de miles de millones de dólares, la migración cada vez más creciente de familias completas jefaturadas por jóvenes profesionales y técnicos en plena edad productiva, la paralización por violencia extrema de proyectos mineros y pérdidas de puestos de trabajo y remuneraciones a miles de trabajadores y de ingresos para el país vía impuestos, en pleno auge de los precios internacionales de dichos productos, la cancelación de prospectos de inversión en éste y otros sectores productivos y asoma nuevamente el fantasma de la inflación con una alza anualizada de precios cercana a los dos dígitos, como no se veía en una década.

Mientras que el 2000, con Fujimori en el gobierno, el Congreso facilitó la posibilidad de nuevas elecciones en cinco meses, modificando su Reglamento para adelantar y poder así concretar la reforma transitoria de la Constitución de recorte del mandato presidencial y congresal, el régimen actual pretende mantenerse indefinidamente en el poder con su proyecto distractivo de asamblea constituyente. Y no satisfecho con ello, lanza el señuelo de un falso recorte de mandato presidencial y congresal, con elecciones recién dentro de un año y garantizarse quince meses en el poder.

¡No cabe confundirse!

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