Nicolás Maduro no es invitable para el Bicentenario de Junín y Ayacucho

Aunque el único que puede formular una invitación oficial y de Estado para venir al Perú a dignatarios de otros países, es el Poder Ejecutivo, en la persona de la presidenta de la República, que dirige la política exterior, tal como lo establece la Constitución Política de 1993, debiendo asegurar que así se haga el ministerio de Relaciones Exteriores que la ejecuta –por tanto ningún gobierno subnacional (regional, municipal provincial, municipal distrital, etc.) cuenta esa facultad, no pudiendo arrogársela en ningún caso–, considero pertinente recordar que el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, ni por asomo puede ser invitado para las celebraciones del bicentenario de las batallas de Junín (6 de agosto) y Ayacucho (9 de diciembre), que sellaron para siempre la independencia del Perú y de América. La razón más importante es que Nicolás Maduro no encarna para nada los enormes valores de libertad y democracia que inspiraron a las tropas venezolanas que, de la mano de Simón Bolívar, qué lideró la denominada Corriente Libertadora del Norte –la del Sur la llevó adelante el argentino José de San Martín–, llegaron hasta nuestro país, para consumar la gesta de la libertad definitiva de América, luego de haber partido de Pativilca, algunos meses atrás, -allí estableció Bolívar su Cuartel General y las tropas patriotas fueron entrenadas en este histórico lugar, para luego escribir las más grandes y gloriosas páginas del futuro del continente, que este año celebramos. Quisiera recordar que la libertad no es un valor que Maduro pueda enarbolar pues se ha dedicado a secuestrar, encarcelar y desaparecer a sus opositores –existe un número indeterminado de presos políticos en las cárceles del país por solamente pensar distinto o exigir elecciones–, y por si fuera poco, prácticamente todo el pueblo de Venezuela se siente encadenado en su propio país por un régimen que los ha coactado sistemáticamente, privándolos de decidir en elecciones libres su destino como país, no teniendo otra alternativa que la dejar el país que los vio nacer, habiéndose producido la mayor oleada migratoria que registra nuestra región por la gravísima situación económica en la historia de Venezuela.

Maduro desprecia profundamente la democracia y la prueba más reciente es que se acaba de burlar de las naciones del continente y del mundo al tirar al suelo todo lo consensuado en el Acuerdo de Barbados que había fijado el camino para la realización de elecciones libres en diciembre de este año. En efecto, ha excluido, en acto vil, arbitrario y abusivo, a la candidata de la oposición, María Corina Machado, decantada ganadora del proceso, y que, como era lógico y esperado, mereció la condena y el rechazo abrumador de Estados, instituciones, personalidades, etc., de diversas partes de Iberoamérica y del mundo, menos del Perú, que decidió en un escuetísimo comunicado, expresar solamente su “preocupación” –una vergüenza completa–, sin valorar que fuera arrancada de la carrera, la señora Machado, a quien conocí personalmente cuando participé en Caracas como observador internacional del proceso de elecciones legislativas del 5 de diciembre de 2015, en que la oposición recuperó el control de la Asamblea Nacional, pero que luego, tal como ha sucedido ahora, Maduro terminó burlándose de esa victoria, poniendo a la Asamblea Nacional democrática a un costado y en su lugar, la sustituyó por otra a su antojo. Maduro, además, denunciado ante la Corte Penal Internacional por delitos de lesa humanidad –se ha probado una sistemática violación de los derechos humanos en el país–, entonces, no encarna en lo absoluto, los altos valores bolivarianos. Es verdad que cuenta el poder real de Venezuela, pero es uno de facto, es decir, no deviene de la voluntad del pueblo, que es el soberano. El Perú, que ha acogido a cerca de 2 millones de venezolanos, que sufren las desgracias producidas por el gobernante tirano, se respeta y por honor y dignidad nacional, a Maduro, que es persona non grata en nuestro país, ¡no se le invita!

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