No abandonar lucha contra narcotráfico y cambio climático
Es una perogrullada decir que el gobierno en políticas de Estado no tiene la menor idea de lo que se debe hacer, por tanto, corresponde desde la sociedad civil marcarle un derrotero, tanto directamente como a través del Congreso, que también exhibe grandes carencias de orientación. Dentro de la diversidad de temas a desarrollar me referiré a dos: la lucha contra el narcotráfico y el cambio climático, donde es indispensable exhibir avances a nivel internacional para que nos tomen como país serio.
En el caso del narcotráfico, debemos empezar por lo más elemental, la disminución del área cultivada del arbusto de coca, lo que no se consigue solo con erradicación a manu militari, sino que es indispensable darles oportunidades a los campesinos mediante cultivos alternativos. En esta lucha hemos tenido una fuerte involución, entre el 2015 y el 2020, se han incrementado 21,400 Ha de cultivo (53%), según SISCOD (Sistema de Información de Lucha contra las Drogas)
Sobre el cambio climático, en nuestro país dos son las principales fuentes de emisión de gases de efecto invernadero (GEI): la deforestación (45%) y la quema de combustibles en el transporte (12%). En deforestación, las cifras son catastróficas, entre el 2001 y el 2020, se han afectado 2.6 millones de Ha, habiéndose registrado el pico más alto en el 2020, con 203 mil Ha.
Una alternativa de solución a estos problemas es la palmicultura, satanizada como deforestadora, cuando puede usarse como reforestadora, a la vez de ser un cultivo alternativo al arbusto de coca, y fuente de producción de biodiésel, convirtiéndose en sumidero de GEI. En este sentido preocupa la indolencia de los gobiernos que a pesar de existir legislación promotora de desarrollo agrario e industrial desde hace 19 años (Ley 28054), hayan dejado a su suerte a los agricultores e industriales que apostaron sus inversiones en este sector.
La incertidumbre se acrecienta cuando desde mediados de marzo pasado bajo el argumento de desabastecimiento, se suspendió por 30 días la obligatoriedad de uso de biodiésel, habiéndose extendido recientemente la medida hasta mediados de junio. Impensable que cuando en este ámbito se puede tener una herramienta de inclusión haya vocación de exclusión.
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