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No compremos armas a los rusos

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Fecha Publicación: 15/02/2019 - 22:10
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En el siglo pasado Rusia financió movimientos guerrilleros y actos de sabotaje en América Latina, Centroamérica y el Caribe, causando centenares de muertes, grandes pérdidas materiales y el surgimiento de regímenes militares fascistas en Chile con Pinochet, en Nicaragua con Somoza y en Paraguay con Stroessner, entre otros casos.

A pesar que fracasó el proyecto de extender el comunismo a la Región, Moscú nunca hizo un acto de contrición sobre el enorme daño provocado; más bien, insólitamente, continuaron beneficiándose con la venta de armas a países que habían agredido, entre ellos Perú.

Hoy, con ese antecedente de impunidad, pretenden hacer lo mismo en respaldo a la dictadura genocida y corrupta de Venezuela; tienen derecho de hacerlo, pero no tienen derecho de trasladar a nuestro hemisferio la confrontación internacional que sostienen con Estados Unidos.

El mes pasado, por ejemplo, desplazaron al aeropuerto de Caracas -bajo la sombrilla de maniobras militares conjuntas- una flota de aviones de combate, entre ellos dos bombarderos supersónicos Túpolev 160 con capacidad para transportar misiles nucleares. La amenaza fue explícita, a tal punto que el ministro de Defensa, el general Vladimir Padrino, sostuvo que “nos estamos preparando para defender a Venezuela”.

Luego, para que no quede duda, en Naciones Unidas representantes diplomáticos del Kremlin reconocieron como legítimo presidente a Nicolás Maduro, advirtiendo que no permitirán “injerencias destructivas”, en alusión no solo a Washington, sino a naciones europeas y americanas que apoyan al legislador Juan Guaidó como presidente provisional, a la vez que han organizado una ayuda humanitaria en medicinas y alimentos para ese país, que perversamente intenta bloquear la dictadura chavista, lo cual, sin duda, constituye como delito de genocidio.

Es tiempo de responder con firmeza diplomática esta nueva intervención rusa.

En este contexto, los países integrantes del Grupo de Lima deberían suspender el lucrativo comercio de armas con Rusia, por lo menos hasta que cesen las amenazas. Recordemos que el Kremlin tiene en cartera numerosos proyectos para vender nuevos equipos bélicos y repotenciar los existentes en América Latina. Nuestro mercado es, sin duda, atractivo para los soviéticos, como quedó demostrado con la venta de 13 mil millones de dólares en armas de tecnología de punta a los venezolanos, según reconoce la propia empresa estatal Rosoboronexport.

Pero los rusos también tienen otros intereses estratégicos en él área militar. El ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, en efecto, anunció hace tres años que su gobierno estaba negociando con Cuba, Nicaragua y Venezuela la instalación de bases para abastecer su flota de aviones de combate. Hay también otros informes preocupantes sobre la expansión rusa en el continente. No solo en el ámbito castrense, sino empresarial, especialmente petrolero. Por lo pronto, el Kremlin es tenedor del 49.9 % de acciones de PDVSA en su filial CITGO, instalada en territorio norteamericano con tres grandes refinerías, centros de almacenamiento y 18 mil grifos.

Se está repitiendo, con otro esquema, la injerencia del Kremlin en nuestros países, que podríamos evitar o frustrar si suspendemos la adquisición de material bélico.