No dejándose aconsejar por el Consejo Fiscal
Este mes de octubre, el Consejo Fiscal (CF) cumplirá 11 años de existencia, y la influencia de sus apreciaciones está resultando nula; es una tendencia en los últimos tres años. La situación es aún más grave cuando emite opinión, ya que desde el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) las tildan de políticas.
Las reglas de su creación (Ley 30099) establecen que sus opiniones no son vinculantes, pero cuando la racionalidad de lo que dicen es tan evidente y no hay propósito de enmienda, la situación se torna muy preocupante. El déficit fiscal está desbordado: durante cuatro meses consecutivos, se sitúa en 4% del PBI, y no hay quien suscriba que se cumplirá la meta de 2.8% del PBI autoimpuesta por el MEF.
El déficit fiscal debe ser motivo de preocupación para empresarios y ciudadanos en general, ya que cuando los ingresos son inferiores a los egresos, el equilibrio se consigue con deuda o más impuestos. El incremento de la deuda implica más pago de intereses, lo que limita la capacidad del gasto público, derivando en menos inversión estatal, que afectará el crecimiento económico. Esto es aún más preocupante cuando la inversión privada no remonta por desconfianza.
El comunicado del CF del pasado día 9 de los corrientes llama la atención sobre tres puntos sobre los cuales el MEF no quiere poner freno: 1) la reciente ley de reforma del sistema pensionario, promovida por el fujimorismo; 2) el apoyo a Petroperú; y 3) el endeudamiento de la Municipalidad de Lima. El denominador común para un comportamiento tan concesivo del Ejecutivo es la convivencia con el Congreso para subsistir en el gobierno hasta el 2026.
El mensaje a sus electores de la clase política que aspira a llegar al poder en las próximas elecciones debe ser muy crítico con los actuales partidos que conviven con el Ejecutivo, al mismo tiempo que deben trabajar para conseguir una bancada respetable, tanto en calidad como en cantidad de integrantes, que permita gobernar. El fraccionamiento deriva en lo que estamos viviendo: la componenda para la subsistencia.
No percibo aún en la atomización de logos electorales que participarán en las elecciones de 2026 ni cuadros políticos, ni mensajes a los electores, ni siquiera lineamientos programáticos. Vamos camino a más de lo mismo, con el tesoro público como moneda de cambio, en un retorno económico a las décadas de los 70 y 80.
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