No es a favor de Keiko, sino en contra del terrorismo
En las marchas de noviembre del año pasado en contra de un supuesto golpe de Estado perpetrado por el Parlamento al vacar constitucionalmente al expresidente Martín Vizcarra, la etiquetada “generación del bicentenario” aducía que su movilización no era a favor del lagarto, sino por la democracia (¿?). Sin embargo, exigía -y el extinto Partido Morado lo hizo oficial a través de un servil comunicado que ha quedado para la posteridad- que Vizcarra regrese al poder y que Manuel Merino sea expulsado del Palacio de Gobierno. Si a alguno de los manifestantes le preguntabas si las imputaciones de haber recibido hasta 2.3 millones de soles en coimas de empresas del ‘Club de la Construcción’, a cambio de obras públicas, no eran acaso motivos suficientes para la vacancia por incapacidad moral del exgobernador moqueguano, este, inmediatamente, te respondía que “no has entendido nada”. Las protestas violentas no cesaron hasta que Merino renunció a la presidencia tras las lamentables muertes de Bryan Pintado e Inti Sotelo, ambas víctimas de los caviares que querían justificar su revuelta, y que, posteriormente, sentaron a Francisco Sagasti en el sillón de Pizarro.
Ahora bien, siguiendo la misma lógica de los “bicentenarios”, podríamos sostener entonces que el próximo 6 de junio no se trata de votar por Keiko Fujimori, sino de rechazar al terrorismo, que asesinó el siglo pasado a por lo menos 70 mil peruanos. El último 23 de mayo la sangre inocente volvió a correr. 16 vidas de hombres, mujeres y niños han sido apagadas por terroristas de Sendero Luminoso en el Vraem, de acuerdo al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. Estos sanguinarios, después de cometer el cruento crimen al que llaman “limpieza social”, dejaron un panfleto en el que amenazaron a quienes osen votar por Fuerza Popular en la segunda vuelta e instaron a boicotear las elecciones votando en blanco o viciado.
Es evidente que Sendero Luminoso está más fortalecido que nunca. Y eso responde a que Perú Libre, el partido del corrupto Vladimir Cerrón y con el que Pedro Castillo pretende llegar al Ejecutivo, ha metido de contrabando al Congreso a investigados por terrorismo, como Guillermo Bermejo (el mismo que ya adelantó que, si toman el poder, no lo van a soltar) o Guido Bellido. Hay que recordar, además, que Castillo lideró, en el 2017, la huelga del Conare-Sutep, facción del magisterio ligada al Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef), que es el brazo político de Sendero.
Evitar que el terror invada -nuevamente- el Perú dependerá de nuestro voto. No necesitamos siquiera armas para defender a la patria, sino basta con elegir a la opción democrática que, hoy por hoy, representa Keiko Fujimori. ¡Terrorismo nunca más!
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