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NO es NO, señor Lescano

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Fecha Publicación: 04/03/2019 - 21:30
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Sorprende que un congresista con la experiencia de Yonhy Lescano, peleador de mil batallas contra grandes transnacionales (al menos eso nos vendió con el personaje político que construyó los últimos 20 años), polemista sin temor a enfrentarse públicamente en medio del Hemiciclo “romano” al que hoy llamamos Congreso, acusador y “dizque” defensor de los derechos del consumidor… se le haya escapado la paloma de las manos.

Resulta que el poder, además de ser afrodisiaco, se convierte también en una extraña droga que mantiene al adicto entre un estado alucinógeno que lo separa de la realidad, y un estado psicoactivo que lo obliga a pisar tierra contra su propia voluntad. Este permanente estado psicopático, si no es controlado con la debida asesoría terapéutica o psiquiátrica, puede generar episodios catastróficos que terminan por aniquilar al político de turno, al punto que estos puedan suicidarse en público, sin mayor vergüenza ni el más mínimo pudor.

Esto es lo que le habría pasado al congresista Lescano, a propósito de su intercambio por WhatsApp con una periodista de “altas cualidades” que le habría dicho “Basta”… “No se pase de la raya”… Pero el cadáver… “Ay, siguió muriendo”. Una muerte que será más lenta de lo que algunos imaginan… Porque no hay nada más perverso para el mundo de la política, que ver caer a los tiranosaurios y disfrutar su muerte lenta con el color de las cámaras de tv, que sabrán darle el sabor y la sazón adecuada, hasta que el manjar mediático sea devorado por todos, saciando nuestros más bajos instintos.

¿Acaso no sabía el señor Lescano que, siendo parte de las fuerzas opositoras a los apristas y fujimoristas, debía cuidar su celular y no dejarlo al alcance de “periodistas contratados” por sus enemigos, que obviamente escribirían frases de acoso a una periodista con la cual chateaba por las madrugadas? ¿Acaso no sabía que su seguridad era tan torpe que pondrían su celular al alcance de sus enemigos políticos? ¿Acaso cree el señor Lescano que todos los peruanos somos idiotas? ¿Acaso cree su familia que las mentiras, por decirlas como colectivo, se convierten en verdades? ¿Acaso creen que no sabremos, finalmente, lo que realmente sucedió?

Sea por gracioso, por estúpido o por acoso, lo cierto es que el congresista Lescano se merece una condena, por lo menos moral, pues de ahora en adelante no podrá levantar su voz y condenar a nadie, pues la primera piedra que tiró cayó sobre su propia cabeza. NO es NO, señor Lescano. Diga lo que diga… ¡Que le quede bien claro!