No es no, Vizcarra

“Mi presi, tu presi, nuestro presi”. Aún recuerdo con pesar a aquellos que aplaudían con bombos y platillos al expresidente Martín Vizcarra Cornejo. ¡Y hasta le cantaron happy birthday! Qué vergüenza haber sido un Vizcarralover. Hoy parecen extintos. Pasó de moda apoyar al caviar de turno, así lo informó la prensa afín. Salvo por el público que sigue viéndolo en su programa diario, cual reina de mediodía, el “lagarto” ya no goza de su pasada popularidad.

Pero hay que tener mucho cuidado con los reptiles, porque son muy ágiles para moverse en el suelo. Son muy escurridizos para pasar desapercibidos y avanzar a velocidad. Así lo ha demostrado Vizcarra, quien sigue insistiendo en formar un partido para postular en las próximas elecciones, a pesar de estar inhabilitado. No es no, Vizcarra.

Es importante recordar por qué está inhabilitado. Porque las furias se suelen ampliar y luego las responsabilidades, diluir. La gente sabe que merece desprecio, pero no se acuerda por qué. Cuando las bases no están fundadas, las ideas se pueden fugar como este verano que se fue sin avisar.

Vizcarra cuenta con dos inhabilitaciones. Una por haberse vacunado, cobardemente, a espaldas de la población, con las dosis adicionales de Sinopharm. Además, incluyó a su esposa y su hermano mayor en la treta. Por esta palomillada (o lagartijada), el Congreso le regaló 10 años pa’ fuera, pa’ la calle. Y le regaló a la prensa el término “Vacunagate” para ser usado y reusado en sus portadas. La otra inhabilitación, de solo un lustro, fue por haber participado en la empresa Obrainsa mientras era ministro de Transportes y Comunicaciones. Pero ahí no acaba la cosa.

El expresidente no solo está imposibilitado de ejercer como funcionario público. Ese es el titular que jala ojos. También está prohibido el derecho a que funde, organice, pertenezca o represente a una organización o partido político movimiento o alianza. Así lo indica una sentencia del TC de 2005, pero al parecer es Vizcarra quien está primero y no el Perú, como su partido lo indica, porque el JNE no ha tenido reparo alguno en permitir su inscripción.

Ese JNE de Salas Arenas quien no puede ser cuestionado porque cuestionarlo es un acto fascista, fujimorista, racista y neoliberal, ¿no? Al menos eso dice el libreto progre. Tendremos que aguantarlo hasta noviembre de 2024, como la ley manda.

¿Qué pretende Vizcarra, entonces, si está inhabilitado? Hacer cargamontón. Entrar a la mala. Hacerse la víctima y el pobrecito. Gritar “lawfare” sin saber qué significa, al estilo de Pedro Castillo y esperar que a última hora las cosas salgan a su favor. Ni por justicia ni por providencia será. Solo queda la mañosa tercera opción, que de justa carece todo. No es no, Vizcarra. Aprende a perder.

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