No ha sido en vano

Este 5 de noviembre se realizará la enésima marcha contra el régimen comunista y bribón de Pedro Castillo. Ninguna de las anteriores ha logrado tener éxito en el objetivo de desalojarlo por presión popular de Palacio de Gobierno. Esto pese a que, según las encuestas de opinión, Castillo tiene un índice de desaprobación promedio del 80%. Siendo realistas la marcha de este sábado, sin ningún liderazgo reconocible, tendrá el mismo fin que las anteriores. Esto, sin embargo, no significa que las marchas de esta oposición descabezada hayan sido en vano. De no haber sido por ellas y del ruido de muchos en el Congreso y la prensa, el régimen corrupto de Castillo ya se hubiera entornillado en el poder. Esto quiere decir que hoy nos gobernaría una asamblea constituyente corporativa al mejor estilo boliviano y el comunismo ya se hubiera instalado en nuestro país. De ahí se sigue que pese a que todos los caminos para la destitución de Castillo conducen al Congreso donde una gavilla decisiva de congresistas ha sido comprada o alquilada al poder de turno por lo que Castillo está seguro en Palacio, marcar a Castillo y sus secuaces es la opción más solvente y práctica para que este individuo no se haga con el poder absoluto y deje el poder el 28 de julio de 2026. Estoy convencido de que Castillo seguirá en el poder hasta esa fecha porque no existe una salida política realista que pase por la voluntad de sacarlo por parte de un congreso corrompido. Entonces seamos claros. La opción de sacarlo es jurídica y políticamente inviable. Pero queda en pie porque sí es posible el objetivo de ejercer una presión tal que Castillo y su pandilla no puedan quedarse más allá del plazo establecido por la Constitución, así como que esta permanezca como el marco jurídico supremo y no sea cambiada a través de una constituyente autoritaria.

Esa es pues la tarea que nos convoca a todos aquellos peruanos de buena fe que no queremos que nuestro país termine en la órbita comunista que siempre es sinónimo de tropelías, pobreza, muerte y corrupción. En resumen, la consigna es que hay que hacerle la vida imposible.

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