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Fecha Publicación: 11/11/2021 - 21:30
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EXPRESO publicó ayer un amplio informe sobre la secta narcoterrorista “movimiento militarizado partido comunista del Perú”, mafia que lideran los narcoterroristas Quispe Palomino.

En panfleto aparecido en mayo 2018, los Quispe hablan de una ‘Escuela de Cuadros del Partido’. Y fijan “el plan estratégico para llegar al poder en 2021 mediante alianzas con los movimientos regionales”.

¡Agárrense! ¡Uno de esos movimientos es Perú Libertario, (lo dice textualmente), ahora Perú Libre! Este movimiento actualmente es el partido político mayoritario en el Parlamento y que, por más desavenencias que fabule mantener con Castillo, es el partido oficialista. En síntesis, el narcoterrorismo es aliado del partido que apoya a Castillo.

¡De allí a ser un narco Estado, hay un paso! Y Castillo está dispuesto a darlo, ebrio de poder, extasiado por el populismo y alucinado por el vigor de las drogas que fabrica/comercializa la mafia de sus ocasionales socios políticos, los Quispe Palomino.

Su mensaje al país desde Ayacucho fue otro paso más. Habló de “poner los recursos naturales al servicio del país”, típica clarinada populista fundamental para consolidar el comunismo.

Aterrizó en el lugar común de vender el avión presidencial (posiblemente el Estado no recibiría US$1’000,000), dizque “para mejorar los servicios educativos y sanitarios”, servicios cuyo presupuesto anual no baja de US$4,000 millones. Otra vez haciendo populismo.

Como también es remachar “Nadie me pone la agenda; sólo el Pueblo me ordena qué hacer”. ¡Demagogia pura! Pero sucede que al comunismo se llega más fácil, precisamente, desde la demagogia/populismo.

Veamos. La demagogia es la esencia misma del comunismo; la fortaleza de toda nomenklatura marxista. Esta sólo sobrevive engañando al pueblo; y esto sólo lo consigue manteniendo expectante a Juan Pueblo, empachándolo de ilusiones. O sea populismo puro. Indudablemente el narcoterrorismo ha cedido estas funciones al presidente Castillo. Que lo haga mal o bien, será cuestión de ver muy pronto los resultados.

La misión de Castillo es actuar como polichinela de sus eventuales aliados (Cerrón y los Quispe), engañando a los peruanos mediante mensajes populistas; y destruyendo el tejido social, político y económico del Estado para imponer un nuevo orden nacional comunista, basado en los calamitosos ejemplos cubano y venezolano.

La verdad es que Castillo fue aupado a palacio gracias al fraude armado por la zurda asociada al narcotráfico. Esta alianza satánica existe en Cuba y Venezuela. Se llama “socialismo del tercer milenio”. Hoy está afincándose en el Perú, porque Pedro Castillo candidateó por el partido Perú Libre aliado con el narcotráfico. Y lo mismo ocurre con muchos allegados suyos.

¿Está dispuesto a permitir, amable lector, que delante de sus narices una manada de operadores del narcoterrorismo, disfrazados de corderitos, nos arranche el país sin que hagamos nada para impedirlo “porque así es la democracia”? ¿Esta dispuesto a perder su salud, su libertad y, probablemente, su vida y patrimonio, para empoderar al multimillonario cartel narcoterrorista que maneja al “gobierno” que actualmente “dirige” Pedro Castillo? ¿O usted está decidido a desbaratar este ataque comunista? ¡Si es esto último, entonces presionemos juntos al Parlamento para que vaque al presidente Castillo!

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