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No hay vacantes en segunda vuelta

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Fecha Publicación: 30/09/2024 - 22:10
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Pudimos caer en el socialismo bolivariano si Castillo hubiese concentrado esfuerzos en capturar el poder y no en turbios negocios; e incluso si, después de dar el golpe de Estado por TV nacional, las FFAA hubiesen obedecido a él y no a la Constitución. Por la falta de un sistema de partidos estable, en 2026 nuevamente estará en juego la preservación del sistema democrático y el modelo económico, y tendremos que repetir en campaña, una y otra vez, las verdades que Occidente conoce pero que los países hispanoamericanos se empeñan en desdeñar: no existe otra democracia que la representativa, donde cada elector vota pensando en defender sus tendencias e intereses a través de un elegido que representará sus convicciones en los escenarios donde se elabora y aprueba la decisión política. No existe otro modelo económico que produzca riqueza, que aquel que respeta las leyes del mercado y limita la intervención del Estado al examen de proporcionalidad y de racionalidad. Por el contrario, el socialismo en todas sus versiones ha provocado grave pobreza, concentración de poder, mayor corrupción y la penosa migración de su juventud.
Hoy las encuestas nos recuerdan que seguimos al filo del abismo, pues si las elecciones fuesen el próximo domingo, entrarían a segunda vuelta Keiko Fujimori y Antauro Humala, quedando el resto de precandidatos bastante rezagados, notoriamente desprovistos del arraigo social y político de los dos punteros. La candidata del fujimorismo tiene la oportunidad de capitalizar el balance positivo que gran parte de la población hace del paso por la historia de su padre, Alberto Fujimori; mejor aún si su fórmula presidencial incluye a su hermano Kenyi y, al mismo tiempo, desarrolla un discurso anti-establishment que sintonice con el sur contestatario y rebelde. Todo puede cambiar si las inconsistencias de Antauro quedan expuestas en la campaña mediática, conjuntamente con las contradicciones entre su marxismo original y el marxismo moderno LGTBIQ+; o si su organización electoral queda impedida de participar en la contienda, pues solo entonces se abriría una vacante en la segunda vuelta.
En este escenario se hace necesaria la conformación de una alianza electoral entre los partidos políticos y agrupaciones electorales de centroderecha, para tentar ocupar esa posible vacante, apostando a que las contradicciones internas lastren la campaña de Keiko y al deterioro de la imagen del exmilitar en el electorado de izquierdas. Está claro que ninguno de los otros precandidatos tiene suficiente carisma y organización para ganar, sin hacer alianzas, a los dos punteros. Y como la política es el arte de lo posible, poco importan los egos y los voluntarismos.

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